Romance y choque generacional.
En 2002 Emilio Martínez-Lázaro lo petaba con El otro lado de la cama y 3 años más tarde continuaba (más o menos) la historia con Los dos lados de la cama. Ahora, 20 años después, sin Martínez-Lázaro pero con casi todo el reparto original de vuelta (de los principales solo falta Paz Vega) nos traen Todos los lados de la cama, donde los protagonistas, ya cincuentones, tienen que lidiar no solo con sus propios enredos sino también con los de sus hijos.
La idea no tenía por qué ser mala pero la ejecución me ha resultado sosa. La parte de volver a ver a los personajes de las otras películas años más tarde tiene su aquel, aunque sea por el factor nostalgia, pero la trama juvenil de los hijos (que básicamente es la central) se me hacía poco interesante.
Hay algún número musical que tiene su aquel, y reconozco que me he reído con el gag de Alberto San Juan hablando de su libro sobre sexualidad y relaciones tóxicas a niños de diez años, pero en general me ha parecido bastante prescindible. Aunque reconozco que sí me ha parecido muy simpática la manera de introducir al personaje de Willy Toledo y sobre todo la "revelación" final sobre quién es el padre de quién.
Pero salvando eso, poca hostia.
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