Un poco de deporte aventura no viene mal de vez en cuándo, así que ayer nos fuimos a Santander, a hacer un circuito de tirolina entre árboles, o lo que es lo mismo, a subirnos a árboles y a tirarnos de ellos.
El circuito consistía en varias pruebas, que se resumen en "subir a Árbol", "ir de árbol a árbol" o "bajar de árbol", pero con distintas modalidades y dificultades. Así, en las primeras casi te ponían una escalera mecánica para subir al árbol, y unos puentes que harían palidecer al Golden Gate, y luego la cosa se iba complicando, con algunas realmente puñeteras, que requerían algo de fuerza y equilibrio, aunque por supuesto sin riesgo, que por algo íbamos cargados de arneses. Mas debo confesar que con una no pude y tuve que hacer trampa y saltármela. Era una que consistía en pasar por unos estribos colgantes que se balanceaban.
Concretamente eran 5 módulos, y de entre ellos destacamos el 4º, que era el de las alturas, donde subías sin parar árbol tras árbol, y donde todo se veía muy pequeñito desde arriba, con puentes trampa, interminables escalas y largos saltos en tirolina.
Me hizo especial gracia la prueba de la liana, en la que haciendo el Tarzán tenías que saltar en una, para acabar en una red que luego había que trepar. Aunque en ésta cogías complejo de mosca en telaraña, y costaba bastante, a mí por lo menos, sobre todo en una red, en la que mi cuerpo formó ángulos imposibles y acabé con el tobillo a la altura de la nuca, o algo así, colgado cual jamón.
Me hizo especial gracia la prueba de la liana, en la que haciendo el Tarzán tenías que saltar en una, para acabar en una red que luego había que trepar. Aunque en ésta cogías complejo de mosca en telaraña, y costaba bastante, a mí por lo menos, sobre todo en una red, en la que mi cuerpo formó ángulos imposibles y acabé con el tobillo a la altura de la nuca, o algo así, colgado cual jamón.
El día se completó con incursión playera, baño incluido,en las frías aguas del Cantábrico, y luego un poco de piscina, también con baño.
En definitiva, una experiencia muy recomendable, aunque engañosa, ya que aparentemente no requiere ningún esfuerzo, pero deja el cuerpo molido, entre tanto trepar, saltar y aterrizar, por lo que hoy me duelen partes del cuerpo que ya ni recordaba que tenía. Y para quien no pudo ir ayer, o quien tenga envidia al leer esto, que no se preocupe, que hay intención de repetir. Además, el precio es bastante asumible, solo 20 euros.
En definitiva, una experiencia muy recomendable, aunque engañosa, ya que aparentemente no requiere ningún esfuerzo, pero deja el cuerpo molido, entre tanto trepar, saltar y aterrizar, por lo que hoy me duelen partes del cuerpo que ya ni recordaba que tenía. Y para quien no pudo ir ayer, o quien tenga envidia al leer esto, que no se preocupe, que hay intención de repetir. Además, el precio es bastante asumible, solo 20 euros.
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