jueves, 16 de octubre de 2014

Londres, día 2

¡Ardilla!

Tras un opíparo desayuno en el hotel, y después de pagar las 5,70 librazas que costaba el billete individual de metro, hemos ido a Baker Street. ¿Y qué hay en esa calle? Pues obvio, el 221b, con la casa de Sherlock Holmes y su tienda-museo (al museo propiamente dicho no hemos entrado). Luego nos hemos acercado a la tienda de los Beatles que está al lado y a las 10:30 a lo que realmente nos había llevado a esa zona: el museo de cerca, al que ya dedicaré su propia entrada, que da juego.

Como todavía no teníamos la London Card y no queríamos hipotecar nuestros bienes presentes y futuros, hemos ido dando un paseo hasta Leicester Square, haciendo un alto en el camino para comer. Una vez con la London Card en  nuestro poder, hemos dicho "¿dónde entramos gratis y sin hacer cola con esto?", con lo que hemos visto la impresionante y mítica abadía de Wesminster.

Al salir, y simplemente porque pillaba cerca y era gratis (con la London Card), el museo de Churchill, ubicado en lo que fue su refugio durante la Segunda Guerra Mundial, estando muy bien recreada, para parecerse a como era entonces. Muy chulo.

De ahí nos hemos ido a visitar, por fuera, el parlamento y el emblemático Big Ben, antes de coger St. James Park rumbo a Buckhingham Palace.

Luego de ahí hemos ido a Forbidden Planet, una tienda friki muy grande, con una enorme sección de libros y cómics, pero algo pobre en cuanto a juegos (Joker, de Bilbao, tiene mucho más), aunque me he he agenciado el Cthulhu Fluxx (por temática, que el juego es bastante malo).

El precio del frikismo.

El reloj iba avanzando y la hora de cenar se acercaba, así que hemos tenido la feliz idea de meternos en un buffet de Chinatown. Mal. Puta mierda es decir poco, 12 libras tiradas a la basura cada uno.

Para terminar la noche, hemos cogido un autobús al azar y tras viajar un rato (en el piso de arriba, por supuesto) hemos parado junto al metro y nos hemos vuelto al hotel.

Mañana más y mejor.

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