El color que vino del espacio.
Nuevo intento de llevar a la pantalla uno de los relatos clásicos de H.P. Lovecraft, campo que está lleno de batacazos, aunque hay honrosas excepciones, como Dagón: la secta del mar o Call of Cthulhu, y que esta vez sale bastante bien parado en esta adaptación a los tiempos modernos de un relato que se ambientaba en los años 20.
Actualiza, con bastante gracia, la familia Gardner, así como introduce bastantes guiños y elementos que ayudan a meterse en el contexto, como la rueda de Eibon, la aparición de Ammi Pierce o el río Miskatonic.
Una más que digna adaptación que aprovecha muy bien los mimbres que le da el relato original (al que lógicamente tiene que añadirle cosas, que si no, se quedaría en un corto de 15 minutos) y recoge perfectamente la esencia perturbadora de ese color.
Puede haber quien encuentre visualmente agotador el festival de luces psicodélicas que acompaña a determinadas escenas, pero es lo que toca, pues el relato así lo pide y no se podía haber hecho de otra manera. Igualmente, encaja muy bien aquí el descenso a la locura del Nathaniel, trasunto de Nahum, Gardner de Nicolas Cage, al que dan licencia para pasarse la última media hora de película haciendo de sí mismo, con la salvedad de que lo que en otras películas queda ridículo, en el contexto de esta resulta muy adecuado.
Contento con lo que he visto.
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