miércoles, 19 de agosto de 2020

La fiesta de los descerebrados


Como referencia del ruido que metían.

Afortunadamente hoy no tenía que madrugar, pues estoy de vacaciones. Y menos mal, porque esta noche no he podido pegar ojo, cortesía de unos nada cívicos ciudadanos, vecinos de patio, que tuvieron a bien montar un ruidoso fiestón que, sin entrar en posibles incumplimientos de la normativa sanitaria, que a juzgar por los gritos ahí había bastante más de 10 personas, impedía el descanso de los vecinos, con un barullo de música y gritos que, pese a ser otro edificio, se oía aun teniendo ventanas cerradas y persianas bajadas.

Llamé a la policía municipal, pero poco pudieron hacer, ya que por una parte desconozco la dirección exacta (es un patio al que dan varios edificios) y por otra, aunque la hubiera sabido, no tenía la llave que da a mi patio y además en el patio hay una tapia que delimita con los otros, por lo que poco habrían podido hacer de haber venido.

Era tal el ruido y la desesperación, que me vestí para salir a la calle y rodear la manzana, viendo si era algún bar o sitio reconocible y poder llamar a la policía con más dato. Pero desde la calle no se oía nada, pues todo el ruido iba al patio. Así que volví a casa, les grité un par de veces (cosas muy feas, pero no era horario infantil) y hacia las 3 o así ya fue cesando el ruido. Una experiencia muy desagradable, espero que hoy no se repita. Aunque miedo me da.

En rojo, el lugar de la fiesta.

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