¿Qué banderas dicen que no puedo poner?
Ayer fue uno de los eventos televisivos más esperados del año, que es eurovisión. Y no es porque el concurso en sí nos importe un pimiento, sino porque es la excusa perfecta para juntarnos unos cuántos y montar una fiesta para ponernos hasta las trancas a chupitos.
Esto va de la siguiente manera: a cada uno se le asigna al azar un país participante en Eurovisión (este año no hubo mucha suerte, me tocó Malta) y en función de los votos que va obteniendo, bebe un chupito de los preparados de esos países. Es decir, si Serbia vota a Malta, pues el jugador que tiene Malta bebe un chupito de Serbia. Fácil, sencillo, emocionante y completamente aleatorio. A esto le sumamos que hay chupitos deliciosos (Países Bajos era una delicia, por ejemplo) y otros completamente terribles, como Islandia (alcohol puro con una gominola), Moldavia (olía a Iturribide y sabía peor) y Serbia, que no sé qué llevaba pero sabía a rayos caducados.
Aprovechamos también para reírnos de la polémica suscitada con las banderas, de manera que llenamos la casa de todo tipo de banderas de todos los colores y tamaños. Todo con tal de hacer unas risas.
Del evento en sí, pues a las canciones les hacemos poco caso y este año dio mucho que hablar el incomprensible sistema de puntos, por el que Australia (ese país tan europeo) iba arrasando hasta que al final empezaron a repartir puntos sin ton ni son y ganó Ucrania porque sí.
Pero como decían los Inhumanos, "hemos venido a emborracharnos y el resultado nos da igual".
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