Verdú, soberbia.
Si tuviera que decir el género de esta película me debatiría entre el thriller y el terror más angustioso, dada la temática que toca. En ella, Maribel Verdú es Sofía, una analista de una multinacional que tiene que investigar los suicidios, muy cercanos en el tiempo, de tres empleados de la empresa. Pronto verá que el centro de trabajo en el que estaban es prácticamente una mina, con horarios infernales y una presión digna del capitalismo más superlativo, que antepone los resultados empresariales a la calidad de las condiciones de trabajo.
La investigación le lleva a encontrar un nexo en común, pues los tres trabajaban en algo llamado "Proyecto Iceberg", e irá levantando capas y capas del caso hasta llegar hasta el fondo, mientras la película nos muestra un escenario, que por desgracia es muy común en España, donde la explotación laboral se tiene por algo normalizado.
Un ritmo bien llevado y algunas actuaciones bastante buenas (aparte de la propia Verdú, Fernando Cayo, que consigue resulta aquí verdaderamente odioso), con una historia que se va desenvolviendo bien, hasta llegar a un final más o menos previsible y un epílogo relativamente sorprendente.
Y un argumento más para ser consciente de la suerte que tengo de trabajar donde trabajo, claro.
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