jueves, 3 de marzo de 2022

Licorice Pizza

El cartel me sedujo.

Tengo sensaciones encontradas con esta película. Me ha gustado, sí. Y si analizo sus elementos técnicos (actuación, fotografía, música, ritmo...) me sale que todo bien, pero hay una cosa, de la que hablaré al final, que no me rompe la película, aunque me chirría un poco. 

Podríamos decir que es la clásica historia de chico conoce a chica, se enamora de ella y por el camino pasan cosas. Porque básicamente es eso, una sucesión de eventos, sin que haya un hilo definido, más allá de la relación que se forma entre Gary y Alana, y que es su vida y sus anécdotas en la California de 1973. Personajes bien definidos, con los que en seguida te encariñas y una película, en general muy vital y positiva, con algún momento un poco valle pero que nunca llega a aburrir. Los actores están genial (Alana Haim enamora a la cámara en cada fotograma que sale), y la recreación de esa época es maravillosa, un regalo para ojos y oídos. Incluso los títulos de crédito son una joyita.

Entonces, si todo tan bien, ¿qué es lo que no me ha gustado de ella? Lógicamente la respuesta a la pregunta es un spoiler que revela la última escena, por lo que quien no quiera que le cuente el final, haría bien en dejar de leer.

La cuestión que me arquea la ceja es, ¿de verdad hacía falta que terminaran juntos? Me habría gustado más que hubiera terminado simplemente como una sana relación de amistad, en vez de romantizar lo que terminaría siendo, por varias razones, una relación más tóxica que el plutonio caducado. Y eso sin contar que ella tiene 25 años y él 15. ¿Me ha gustado la película? Sí, pero, y este es mi pero.

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