En inglés la han traducido como "The Gentleman".
A veces se nota mucho cuando una película está basada en una novela y es el caso de esta Ya no quedan junglas, adaptada de Ya no quedan junglas adonde regresar, de Carlos Augusto Casas. Y se nota sobre todo en la sensación de que abre muchos frentes y tramas secundarias, que a veces se quedan colganderos y no se terminan de entender. Eso a veces puede hacer que la película sea un despropósito (sí, "El silencio de la ciudad blanca", te estoy mirando a ti) y otras simplemente que quede un poco raro, sin que eso impida disfrutarla.
Es el caso de este Ya no quedan junglas, donde nos hablan de Ted (el gran Ron Pearlman), un ex militar yanki que vive en San Sebastián y tiene una relación platónica con Olga, una prostituta de la que se hace amigo. Y cuando unos niños ricos tienen a bien asesinar a Olga por diversión, Ted se pondrá la chaqueta de justiciero e iniciará una violenta carrera por la venganza, en paralelo a la policía que quiere desentrañar el caso. De fondo unos narcos muy malos y sádicos y mucho dinero y glamour.
La película se me queda un poco coja, y llama la atención que pese a un reparto casi estelar (A los del cartel hay que sumar a gente como Karra Elejalde, Unax Ugalde, Daniel Grao, Diego Anido o Itziar Ituño, que no son precisamente anónimos) el nivel de actuaciones se me hizo un tanto cutrecillo, así como el cierre de la historia.
Me lo pasé bien viéndola, no lo voy a negar, y en ningún momento se me hizo aburrida, pero va claramente de más a menos y sus lagunas son más que evidentes. Aunque me quedo con que a pesar de ello sí la disfruté.