Acostumbrándome a la libertad. Acabadas las oposiciones tanto trajín (Turín, Rentería...) casi no me permiten hacerme a la idea, y creo que éste ha sido el primer fin de semana postopositor del que he podido disfrutar en Bilbao.
Aunque hasta cierto punto, claro, ya que el viernes abríamos el fin de semana quedando los de la academia para tomar algo, charlar de lo que han sido estos meses, de las expectativas de futuro y demás. A eso le siguió quedar con los de la Piña, y con Marko, con quien estuvimos en el Azzurro (bar que este año he tenido, por motivos evidentes muy abandonado) y poco más, dado que a la 1, aprox, ya estaba en casa.
El gremio de sufridos opositores
El sábado, el señor "+1 a edad" llegaba puntual a su cita, y para celebrarlo quedé con Aitor, Rubén, Aratz y Pablo (aka la cuadrilla del instituto) para dar buena cuenta de unas pizzas (espectacular la pizzaburger de Telepizza) y unas partidillas a la Xbox (Rockband, Scene It y Castle Crashers, cómo no) A la noche, fiesta friki en antros oscuros como el Darkkold y el Kremlin. Con algo de ron por ahí.
La matinal del domingo traía baloncesto, una entretenida victoria contra el Gran Canaria, que empezó con mala pinta, pero que se fue aligerando a nuestra conveniencia. Tras el partido, una de invitar a comer a mi señor padre al Wok (pierdo facultades, ya no como tanto como antes cuando voy a un bufet) y para terminar la tarde, un calmado plan de juegos de mesa (Power Grid) con los amigos en casa.
Cosas todas ellas normales y cotidianas, pero que echaba tremendamente de menos, sí señor.
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