martes, 17 de noviembre de 2009

Celda 211

Link y Ganondorf, versión contemporánea.

Celda 211 es una película sobre un motín en un centro penitenciario, con el saborcillo autóctono de ambientarse en una cárcel española, y nos cuenta, con el inevitable tópico, cómo el incidente coincide con el primer día de trabajo de Juan, un funcionario de prisiones que se ve envuelto en la refriega y se ve obligado a hacerse pasar por un recluso para poder salvar el pellejo.

La película, a dos pistas, nos muestra por un lado los entresijos del motín, con las relaciones entre los reclusos, acaudillados por el siniestro pero humano Malamadre, más alguien sin nada que perder que alguien necesariamente malvado, y del otro lado, los "buenos", intentando recuperar el control de la situación.

La situación, de por sí tensa, se calienta cuando los presos toman rehenes, y la negociación a vida o muerte, en una apuesta donde las vidas de éstos, y las posibles consecuencias de lo que pueda pasar. El dilema del chantaje, ¿ceder ahora significa dar legitimidad a esto?

También nos habla de la degeneración, y de la transformación que una situación extrema puede inducir en una persona aparentemente normal, cuando se ve desbordada por la tensión y los acontecimientos. Es fácil saber qué sería lo correcto en algunas de las situaciones que vemos, ¿pero es lo correcto lo que realmente haríamos?

Pero la grandeza de la película es que resulta todo bastante creíble, verosímil, y además los personajes no son blancos ni negros, sino grises, y vemos que los "malos" no son tan malos (cuando Malamadre explica sus motivos consigue ganarse al espectador) ni los "buenos" son unos santos, como nos muestra el despreciable Utrilla, interpretado por Resines (aunque queda un poco flojo en este papel), unido a cuestiones dudosas, sobre si determinados fines justifican determinados medios.

Además de no caer en maniqueísmos, destaca que el ritmo de la película es más que adecuado, sin decaer en ningún momento, y mantiene en vilo al espectador, que es perfectamente capaz de creerse a los personajes, de entre los que destaco al ya mencionado Malamadre y al guardia de seguridad Armando (Fernando Soto)

Sin duda un acierto de Daniel Monzón, al que tenía cruzado por "el Corazón del Guerrero", pero que con Celda 211 consigue, sin duda, redimirse.

Mi crítica en Muchocine.net

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