Carabanchel la nuit.
Igual que el año pasado (cuando acabé las oposiciones, claro) parece que comienza el festival de los fines de semana fuera de Bilbao. Esta vez fue una visita relámpago (que por mi propia ineptitud, como ahora explicaré, estuvo a punto de ser aún más relámpago) con motivo del cumpleaños de Manu.
El viernes a la tarde, antes de ir al gimnasio (y antes del enésimo affaire con el antirrobo) cogí los billetes, para ir el sábado a la mañana a Madrid y volver el domingo a la tarde, pero el sábado por la mañana antes de salir (por suerte con tiempo) descubro con horror mi jugada maestra. Billete de ida sábado 13 a las 11:00, billete de vuelta a las 17:30... del sábado 13.
¡Bravo Jokin! Corriendo a la estación intento canjear el billete de vuelta por uno del día siguiente, y afortunadamente me lo cambian sin cargo adicional. De lo contrario, la escapada a Madrid habría sido harto efímera. O probablemente me habría tenido que comprar otro billete. Y lo que nos habríamos reído si me doy cuenta de eso el domingo al intentar entrar en el autobús con un billete del día anterior...
Y allí llegué, dirigiendo mis pasos al barrio de Usera, aunque debería decir Usela, porque eso es, no exajero, Chinatown, con carteles en chino, tiendas chinas y chinos por todas partes. No es que tenga mayor problema con ello, pero está claro que el karma me persigue.
Del resto, pues fiesta de cumpleaños en la que teóricamente Manu no tenía que saber que yo iba, debía ser una sorpresa, pero alguien habló más de la cuenta y filtró la información (curiosamente se sorprendieron casi todos menos él) y la fiesta consistió en alcohol a cascoporro y una partida de rol en vivo, "La Casa de Schrdinger", aunque no nos tocó hacer de gatos.
Y el domingo, tras las oportunas despedidas (aunque nos vamos a ver dentro de 3 semanas en Rentería) y esta vez con el billete adecuado, pude volver tranquilamente en el autobús a Bilbao.
El viernes a la tarde, antes de ir al gimnasio (y antes del enésimo affaire con el antirrobo) cogí los billetes, para ir el sábado a la mañana a Madrid y volver el domingo a la tarde, pero el sábado por la mañana antes de salir (por suerte con tiempo) descubro con horror mi jugada maestra. Billete de ida sábado 13 a las 11:00, billete de vuelta a las 17:30... del sábado 13.
¡Bravo Jokin! Corriendo a la estación intento canjear el billete de vuelta por uno del día siguiente, y afortunadamente me lo cambian sin cargo adicional. De lo contrario, la escapada a Madrid habría sido harto efímera. O probablemente me habría tenido que comprar otro billete. Y lo que nos habríamos reído si me doy cuenta de eso el domingo al intentar entrar en el autobús con un billete del día anterior...
Y allí llegué, dirigiendo mis pasos al barrio de Usera, aunque debería decir Usela, porque eso es, no exajero, Chinatown, con carteles en chino, tiendas chinas y chinos por todas partes. No es que tenga mayor problema con ello, pero está claro que el karma me persigue.
Del resto, pues fiesta de cumpleaños en la que teóricamente Manu no tenía que saber que yo iba, debía ser una sorpresa, pero alguien habló más de la cuenta y filtró la información (curiosamente se sorprendieron casi todos menos él) y la fiesta consistió en alcohol a cascoporro y una partida de rol en vivo, "La Casa de Schrdinger", aunque no nos tocó hacer de gatos.
Y el domingo, tras las oportunas despedidas (aunque nos vamos a ver dentro de 3 semanas en Rentería) y esta vez con el billete adecuado, pude volver tranquilamente en el autobús a Bilbao.
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