Ojalá hubiera sido "el contador de historias interesantes".
Un ex-convicto y jugador profesional de cartas, con un pasado muy turbio, se recorre los circuitos profesionales de poker, mientras gana un dineral y tiene que lidiar con las sombras de su pasado y navegar por el filo de la navaja que separa la redención de la venganza, sin que la película llegue a resultar nunca del todo interesante y muchas veces ni siquiera quede claro qué es lo que nos quiere contar. Ni siquiera la presencia de Oscar Isaac (especialmente soso en esta película) y los crímenes de guerra de Abu Grhaib como telón de fondo logran terminar de despertar la chispa a la película, que consigue ser tan entretenida como ver jugar a poker. Empieza más o menos bien, pero en seguida se diluye y termina con el espectador pidiendo la hora, rematando la faena con un plano fijo de varios segundos cuya aportación a esas alturas de la película ya poco importa.
Si lo sé me la ahorro.
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