Aunque lo parezca, prometo que no estoy jugando con ellos en el pasillo, solo los he puesto así para la foto.
Por fin, las miniaturas del juego de mesa de Los Autos Locos, que encargué que me fueran pintando, están terminadas, lo que me convierte en el propietario de una edición de verdadero lujo de ese juego. Aunque ahora se convertirá más en un artículo de exposición al que tendré que buscar un hueco visible, ya que tenerlos dentro de la caja escondidos sería un desperdicio.
Aunque no son las mejores fotos del mundo, pongo alguna más, para dar envidia.
Obra de Etor Gabarrón.
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