Museos de cera: Amsterdam

Como ya conté, una de mis visitas en Amsterdam fue al museo de cera Madamme Tussaud, un sitio bastante divertido donde se pueden sacar fotos bastante cómicas si se le echa un poco de imaginación, y aquí pongo una pequeña muestra de eventos sucedidos en aquel lugar.

En primer lugar, pude perpetrar un horripilante chiste gráfico junto al famosísimo cantante de U2, conocido también por haber sido presidente de la Junta de Castilla-La Mancha en sus ratos libres:

También tuve ocasión de hacer un par de sugerencias a grandes líderes mundiales, y tomar medidas con las que acabar con el gran problema del aparcamiento en Bilbao, como demuestran estas imágenes de una conocida cadena de televisión.

Yo lo dejo caer, y luego ya él que haga lo que quiera.

Después me fue posible acercarme al Louvre, que está en París, pero mi buen amigo Yoooooooorch me dijo que en Europa está todo al lado de todo, y como no era plan de contradecirle me acerqué al parisino museo, donde viendo la Gioconda pude descubrir el verdadero Código Da Vinci.


Sobrecogido me hallaba ante tan singular descubrimiento, digno de las más maquiavélicas novelas de Dan Brown, así que decidí que era mejor calmar mis ánimos con un poco de música, y nada mejor para ello que ir a un karaoke a cantar lo bien que me sentía, y allí coincidí con un viejo amigo.


La sesión de canto me sentó bastante bien, así que me decidí a desentrañar otro de los secretos mejor guardados de la humanidad (bueno, supongo que JFK sí llegó a descubrirlo) y el misterio no era otro que ¿qué se esconde bajo las faldas de Marilyn?


Mi curiosidad quedaba satisfecha (y tranquilizado al descubrir que no todas las señoras de "Con faldas y a lo loco" eran señores), pero mi actuación no pareció a gradar a cierto señor con bigote que pasaba por ahí, quien comenzó a increparme y la emprendió conmigo a puñetazos, de lo cual afortunadamente tengo pruebas.


La fuerza de sus puñetazos era tal que me hizo salir despedido por la ventana, y tuve suerte de encontrarme con un conocido que pasaba por ahí y que impidió que yo me cayera de bruces contra el suelo de Amsterdam o alguno de sus canales.


Por último, tras visitar el museo, asistí a una fiesta de cumpleaños de un célebre pintor, quien también da nombre a un donostiarra grupo musical y en la foto se ve el momento en el que le felicito su cumpleaños, aunque creo que me excedí un poco al tirarle de las orejas.

Hubo más fotos, pero creo que las que he puesto son las más representativas de mi incursión al museo, una visita recomendada para todo aquel de espíritu gamberro y que quiera dar la nota con una cámara de fotos.