¿House of Cards a la gabacha?
Serie francesa sobre política, centrada en las elecciones de Marsella en la que el alcalde Robert Taro (Gerard Depardieu) tiene que plantearse qué hacer tras 20 años en el cargo, si continuar al frente del Ayuntamiento de la segunda ciudad de Francia o ceder el testigo a su pupilo Lucas Barré (Benoit Magimel) y centrarse así en sus asuntos familiares. Pero Marsella es una amante demasiado exigente como para dejar a Taro en paz, y deberá lidiar con incómodos acontecimientos, algunos de los cuáles pondrán en un grave peligro a su entorno.
Marseille nos habla de una ciudad corrupta y deprimida, en la que es difícil no cruzar la línea de lo ético y nos deja ver un sistema muy podrido que nada tiene que envidiar a ciertas comunidades gobernadas en España por el Partido Popular, con mamoneos, puñaladas traperas y tácticas mafiosas con tal de rascar hasta el último voto. Y el partido se juega en una de las ciudades con peor fama de Europa, y que desde luego viendo la serie no entran muchas ganas de visitar, especialmente el barrio de Felix Pyat.
Sí apetece, en cambio, seguir viendo capítulo tras capítulo la lucha política entre los candidatos y ver cómo se desenvuelve como un pez en el agua ese animal político y repleto de carisma al que da vida magistralmente Gerard Depardieu, o al también carismático, aunque peligroso y siempre inquietante, Lucas Barré.
Me ha gustado mucho, especialmente por todo el tema de las cloacas de la política y la prensa, aunque tampoco estoy muy versado en política francesa como para saber si es realista o excesivamente ornamentada, pero disfrutarla, la he disfrutado. La pega ese final que queda un tanto forzado, con alguna evolución exageradamente rápida en uno de los personajes principales, en una idea que sin tanta precipitación habría quedado bien.
El resultado global, sin embargo, es positivo. Una serie que tenía buena pinta y que consigue estar a la altura de las expectativas. Recomendable.