jueves, 31 de agosto de 2017

En agosto aguas mil

Bilbao en verano.

Entrada chorra para hacer relleno, que en agosto he tenido esto un poco desatendido, en la que me quejaré de que está lloviendo. Sí, así de simple soy a veces. 

Pero que nadie se alarme, que no es un post depresivo-alegórico. Simplemente que no se me ocurría qué poner hoy en el blog, así que como me ha pillado el chaparrón de camino a casa, pues me ha apetecido escribir sobre esta manera de acabar agosto.

Y pensar que hace una semana estaba a sol y playa...

miércoles, 30 de agosto de 2017

La hora del cambio

El alcalde y sus cuñaos.

Divertidísima sátira sobre política italiana que casi podría trasladarse a nuestro país, con momentos de auténtica hilaridad y que me ha sorprendido bastante, al ser una película que me he metido a ver simplemente porque no había otra cosa.

Se desarrolla en Pietrammare, un ficticio pueblo siciliano cuyo alcalde (una suerte de Berlusconi local) lleva años instalado en el poder, haciendo y deshaciendo a su antojo, con la corruptela más absoluta por bandera. Pero la gente se empieza a cansar y pide cambios, y cuando un escándalo fiscal acaba con el alcalde detenido, un vuelco electoral da la alcaldía al candidato de la oposición (en España esto último sería un poco de ciencia ficción).

El nuevo alcalde, un profesor de instituto que nunca se ha dedicado a la política, resulta ser un hombre completamente probo e íntegro, con una honradez a prueba de todo que le lleva a hacer algo con lo que nadie contaba... ¡cumplir con su programa electoral!

Entró prometiendo cambios y vaya si hay cambios. Pero con esos cambios el ecosistema del pueblo, montado sobre el perpetuo chanchullo y la cultura de la picaresca se empieza a desmontar, y de repente todos sus habitantes se ven desbordados cuando reciben multas por no cumplir las normas, ven desestimadas las solicitudes que no se ajustan a Derecho... y los funcionarios tienen que abandonar el bar para presentarse en sus puestos de trabajo.

Y claro, tanto cambio pone el pueblo completamente patas arriba, y la gente que pensaba que para que cambiaran las cosas no tenían que cambiar ellos se solivianta y se pone en pie de guerra contra el alcalde.

La verdad es que es una película que me ha parecido muy divertida. Algo histriónica tal vez en algún momento puntual, pero con golpes que me han sacado la carcajada, y las tres partes; la situación de caos y corrupción iniciales, la estupefacción ante la nueva situación y los tejemanejes contra el alcalde, quedan muy bien pintadas, teniendo además un cierre muy adecuado.

Luego uno se da cuenta de que hay ficciones que no se separan tanto de la realidad y se quitan un poco las ganas de reír, pero al menos durante los 90 minutos que dura la película, se pasa un muy buen rato.

martes, 29 de agosto de 2017

La Torre Oscura

Cohle VS Bell.

Supuesta adaptación de la saga de Stephen King a pantalla grande, y toda la pinta de ser una adaptación excesivamente "libre". Tampoco puedo ser muy tajante en este aspecto, pues solo he leído el primer libro de la saga, y ni siquiera lo llegué a terminar, pero sí que todo parecido entre la película y lo que recuerdo del libro es pura coincidencia. 

Sin embargo, y dado que carezco de los elementos necesarios para valorarla como adaptación, solo puedo opinar de la Torre Oscura como película, y en este sentido mi opinión básicamente es que en general no es tan horrible, salvo por algunas partes que sí se hacen aburridas, y son curiosamente las partes en las que sale el Pistolero Roland. Y algo rechina cuando estamos hablando del supuesto protagonista de la saga, que aquí se ve reducido a secundario, y secundario soso, al que el generalmente soberbio Idris Elba no ha sabido dar chispa, quedando un Roland completamente gris y desdibujado. 

Tampoco me convence McConaughey como villano, demasiado de opereta, que es derrotado en una pelea no excesivamente climática. Lo mejor, sinceramente, la parte inicial de la película, que asemeja una especie de mezcla híbrida entre Michael Ende y Philip K. Dick, con bastante gracia, hasta que el niño Jake, aquí protagonista absoluto, cruza el portal que le lleva al otro mundo. Sí, las mejores partes de la película son las que se desarrollan en Manhattan. Y la presencia de la siempre adorable Katheryn Winnick, claro.

Da la sensación de que hubieran querido condensar en una sola película varios libros, como hicieran con aquella chapuza que fue Alatriste, y aunque aquí el resultado no es tan absolutamente desastroso, pues de cara a enterarse de qué va la película el efecto es igualmente confuso. Porque termina y yo me quedo sin haberme enterado de qué es esa Torre Oscura, quién es el malo y a qué dedican su tiempo libre los pistoleros.

Como pasarratos tiene su pase, o lo tendría si las partes aburridas no lo fueran tanto, pero es una película completamente olvidable, de esas en las que hay que hacer un esfuerzo para acordarse de qué iban.

lunes, 28 de agosto de 2017

Reconectado

Dando muestras de terrible sufrimiento

Ya he vuelto a Bilbao tras mi viaje por Cambrils. Cansado, pero como es fácil de contar, lo reseño brevemente por aquí, que el turismo de sol y playa suele ser bastante repetitivo (y ahí reside su encanto).

El jueves cogimos el vuelo a Barcelona y una vez allí nos dieron el coche de alquiler (creo que un Seat Ibiza, pero no me hagan mucho caso, que para esto de las marcas de coche soy un absoluto desastre) y vamos hacia Cambrils, que es donde nos alojábamos (Villafortuny, para ser exactos). Una vez allí, nos hacemos con las llaves del apartamento y tras comer unas pizzas y echar una siesta, nos vamos a donde queríamos ir: la playa. Tras el largo y placentero baño, ducha, cambio de ropa y a cenar al centro, tras callejear un poco. Ración de bravas y chopitos, como buenos turistas. 

Viernes nos vamos a un lugar de exótico nombre: Miami Platja, donde pasamos todo el día entre la arena y el agua. Nada más, pero más a gusto que en brazos. Solo salimos de la playa para ir a comer (a un mexicano que pillaba por ahí). A la vuelta, cenamos cerca de casa, en un irlandés de Villafortuny.

El sábado nos movemos aún menos, y con un plan similar: playa y más playa, parando para comer, un lomo con puré en casa. Algo ligero, que a la noche tocaba cena buena en Cambrils; un lenguado a la plancha y un POSTRE.

Más pruebas de mi agonía.

Miami nos había molado (y suena muy bien), así que el domingo repetimos el plan de pasar el día a remojo. El único cambio, que comemos en otro sitio, y que al cenar, en Villaofruny, también variamos. Horas de sol y agua condensadas en tres líneas.

Y hoy lunes ya tocaba escapar, pero no sin antes pasarnos la mañana al sol y en el agua, aprovechando que el vuelo de vuelta era (ejem) a las 20:20, así que tranquilamente hemos salido de la playa, hemos recogido los pollos que habíamos encargado, hemos adecentado el apartamento, hemos ido hasta el Prat, devuelto el coche y pasado los controles.

Y ahí ha tocado esperar, mucho más allá de las 2 horas que esperábamos, pues el vuelo ha salido con una hora de retraso, y el vuelo que debería haber llegado a Bilbao a las 21:15 ha acabado llegando pasadas las 22:00.

Pero salvo ese último detalle, una excursión genial, con muchos toques de revival.

jueves, 24 de agosto de 2017

Aste Nagusia: server disconected

A estresarme un poco.

Este año la semana grande de Bilbao se me ha hecho, por voluntad propia, algo más corta, dado que en una hora marcho hacia Cambrils (otro día hablaremos de mi puntería al elegir destinos vacacionales) a por un poco de sol y playa.

Pero antes toca terminar de contar lo que dieron de sí las fiestas de Bilbao, pues ayer, aunque marché pronto, me dio tiempo para bastantes cosas. Primero una de cine, "La torre oscura", de la que ya hablaré, luego una visita a unas amigas en su txozna, seguida de una visita a Moskotarrak, donde yo no tenía turno, y fui a visitar a unos amigos que sí lo tenían, pero me liaron y estuve hasta las 12 y pico sirviendo cacharros, aunque sin el estrés de ser responsable de turno.

Y sobre las 0:30, aunque me lo estaba pasando muy bien, hubo que tomar la dura decisión de retirar, que había que dormir bien, para poder madrugar hoy y para estar en condiciones de coger luego el coche de alquiler en el Prat.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Aste Nagusia: más comida y bebida

Posando al sol.

Siguiendo con ese territorio ignoto de la Semana Grande que son las horas diurnas, ayer quedamos algunos del grupo conocido como Casaiñigo (peligrosa organización terrorista, o algo) para comer en el Harrobia del Casco Viejo, con los rituales propios de este tipo de eventos; poteo previo, comilona y sobremesa.

Por la tarde, hasta ya casi la noche, una larga sobremesa y siesta rápida en casa, para volver a salir, ver los fuegos y las aguas (bueno, era ron con coca-cola), bailotear, arreglar el mundo y sobre las 4 o así, de nuevo a casa.

Y dado que hoy saldré pero poco, y mañana ya no estoy en Bilbao, pues se puede decir que fue el cierre de Aste Nagusia para mí. 

martes, 22 de agosto de 2017

Aste Nagusia: Tranquilidad en el turno de Txozna

Se supone que eso era hora punta.

Un clásico que nunca falla de las fiestas de Bilbao es el turno de barra del lunes (sí fallaré, en cambio, al del sábado), que este año ha resultado bastante insípido. Insípido porque ayer hubo poquísimo público, mucho menos que en otros años (en lo que parece una tónica generalizada de la Semana Grande 2017) y como estábamos bastantes para hacer el turno, en ningún momento hubo picos de demasiado trabajo, así que había incluso momentos para aburrirse, a lo que si sumamos que estuve desde las 4 de la tarde hasta algo más tarde de la 1 de la madrugada, pues como que se me hizo más largo que otras veces.

Al acabar, estuvimos en la "trastienda" tomando algo, pero a eso de las 3 y poco ya decidí marcharme, que entre una cosa y otra, estaba cansado. Y no me apetecía emborracharme a esas horas.

lunes, 21 de agosto de 2017

Seguimos con cosas de la Semana Grande

La txozna de la discordia

Abro con el tema del día, que es la vergonzosa intervención de la Ertzaintza para desmontar la txozna de Hontzak, por orden judicial, sí, pero a petición de la iglesia católica, que se sentía ofendida. Y claro, por muy aconfesionales que sean, siguen teniendo demasiado poder en este país. Ahora soy yo el ofendido, pues este atropello a la libertad de expresión es un profundo insulto a mis convicciones cívicas. Pero claro, sigue habiendo derechos de primera y de segunda. 

No criticaré a quien no le guste la decoración de Hontzak, e incluso aceptaré que haya quien la considere ofensiva. Pero le animo a que si no le gusta... no vaya, que es exactamente lo que hago yo con las txoznas (y no son pocas), que considero que tienen una decoración ofensiva.

Dejando de lado el cabreo, y por seguir con el relato feistero, la verdad es que poca novedad desde ayer, pues aunque salí, fue un día de lo más tranquilo, en el que ni siquiera bebí alcohol, y estuve a agua. No es que estuviera malo, es que simplemente, no me apetecía emborracharme. Y así de paso, hacía menos cola, gastaba menos... todo ventajas, oigan. Sobre todo porque no me quería retirar muy tarde, que hoy a las 16:00 tengo turno de barra.

domingo, 20 de agosto de 2017

Primer día de Semana Grande

Las mañanas, ese gran desconocido.

Como decíamos ayer, empezaron las fiestas de Bilbao, y procedo a hablar un poco del primer día. 

La cosa empezó con juegos de mesa. Concretamente el juego de mesa oficial del Ministerio del Tiempo, el cuál, salvo las posibilidades de situaciones conceptualmente graciosas (como Velázquez entrando al despacho de Salvador para robar, a punta de pistola... un cuadro de Velázquez) no da mucho de sí.

Acabada la partida, y tras un largo rato de charleta, nos fuimos a las txoznas a beber y bailar. Afortunadamente paré a tiempo, y ese cubata que no me llegué a tomar es algo que agradecía hoy soberanamente al haberme despertado sin nada parecido a resaca.

Eso me ha venido especialmente bien, pues hoy me tocaba plan matutino, relacionado con el torneo de Blood Bowl de Abaco, que es lo que sale en la foto, pues yo no participaba en el mismo, pero tenía que ir en nombre de la asociación a que me entrevistaran en Bilbao Irratia con motivo de dicho torneo.

Aprovechando que había salido ya, he comido con los amigos en el Arenal, y me he venido a casa a pasar la sobremesa... que se me ha alargado hasta ahora, haciendo nada.

sábado, 19 de agosto de 2017

Txupinazo 2017

Sacamos el uniforme del baúl.

Pues sí, otro año más aquí está la Semana Grande, el evento festivo por antonomasia de Bilbao, y del que tanto suele tocar hablar en agosto. Aunque este año, la verdad, solo estaré media semana, pues el jueves huiré vilmente a hacer turismo fuera de Bizkaia. Sin embargo, el rato que esté habrá que darlo todo, pues es cierto que no me ilusionan tanto como en tiempos más mozos, pero ya que están ahí, lo suyo es disfrutarlas.

Badator Marijaia!

viernes, 18 de agosto de 2017

El hombre de las mil historias

Obra de Jorge Moreno Higuera

Ayer entraba en mi muro de Facebook y me encontraba con esta genialidad, en la que en seguida podía reconocer algunos de mis papeles en obras teatrales o alguna partida de rol en vivo, y algunas con pasmoso parecido.

Al principio pensé que era simplemente un dibujo que por casualidad podía recordar a mí, pero con algunos era demasiada casualidad, y el autor confirmó que era obra suya, pues le suele gustar retratar a sus contactos en Facebook. Y el resultado, como puede verse, es espectacular, de manera que me ha encantado y estoy con la ilusión de un niño con una consola nueva (porque, en serio, ¿a qué niño que se precie le gusta que le regalen zapatos?).

Desde aquí, nuevamente, gracias Jorge.

jueves, 17 de agosto de 2017

La pulsera no perdida

Vuelve a su sitio.

Por mi cumpleaños, allá por abril, mi señor padre tuvo a bien regalarme una de estas pulseras que miden los pasos, y aunque al principio no me terminaba de convencer, la verdad es que me he acabado acostumbrando, y tiene su lado práctico. Lo bueno que tienen estos cacharros es que consiguen el efecto pique, y cuando ves que no llegas al objetivo autoimpuesto (en mi caso 10.000 pasos diarios), o que estás cerca de batir una marca, pues al final acabas andando más solo por "trampear" la estadística. Así, no será el primer día que en vez de volver  directo a casa he ido dando un rodeo absurdo solo para engordar el número de pasos.

Pues el susto me lo dio el martes, recién llegado a casa de las Umbras cuando miro mi muñeca izquierda y contemplo en su desnudez que la pulsera no estaba. Reviso el equipaje, miro los bolsillos, y nada. Llamo al amigo con el que había venido en coche, pero nada. 

Sabía que se había extraviado en Bilbao, pues recordaba haberla mirado en el coche. Pero si se me había caído en la calle, las probabilidades de encontrarla eran bajas. Sin embargo, con la esperanza de que así fuera, salí a la calle a reproducir el recorrido que me había traído del coche a casa. Y nada. Tocaba asumir que la pulsera se había perdido.

Pero a veces el destino nos ofrece segundas oportunidades, y cuando volví a casa más tarde, vi que encima de los buzones alguien había dejado mi pulsera. Seguramente se me caería en el portal, algún vecino la vería y gracias a ello la pude recuperar.

Lo que nunca podré recuperar es el recuento de pasos perdidos en pos de la pulsera, que se perderán en la noche de la estadística que nadie recogió.

martes, 15 de agosto de 2017

Vuelta de las Umbras 2017

Los juegos de rol estimulan la mente.

Otra vez, por segundo fin de semana consecutivo (aunque hoy sea martes), toca hablar de jornadas de rol, y esta vez han sido las Umbras que la asociación pamplonica Alter Paradox organiza en Huarte (Navarra).

La odisea empieza el sábado por la mañana, cosa poco frecuente, y fletamos el coche para ir hasta allí. Llegamos, nos instalamos en el hotel, nos acreditamos y tocan las rondas de saludos y demás. Hecho el trámite, me pongo a dirigir otro pase de 7 años y un día, y por la noche juego el vivo Película Tabaco, de gran parecido en su planteamiento con una de mis partidas, cuyo título no diré, por aquello de los spoilers. Al acabar la partida un poco de beber en el parque, y a eso de las 3-4, a dormir. 

El domingo por la mañana un poco de hacer nada y de socializar hasta la hora de comer, en el centro comercial junto al hotel, lo que me viene muy bien para echar una siesta de sobremesa. Despierto, me doy un baño y vuelvo al polideportivo a jugar otra partida de rol en vivo, Pan Am, basada en el atentado de Lockerbie. Por la noche, y tras la cena, una fiesta que se queda un poco deslucida con respecto a años anteriores. 

El lunes un poco parecido al día anterior, pero sin siesta, pues tengo que dirigir un pase de rol de mesa: La Centuria A. Cuando termina, a cenar (y me siento estafado con los platos combinados de la cafetería del polideportivo) y luego un poco de juegos de mesa, probando Isla Tortuga y Not Alone (este muy interesante). Luego al aire libre a arreglar el mundo y estar de charleta hasta las 4, que mi cuerto decide que es buena hora de retirarse.

Hoy martes, último día: clausura, despedidas y viaje de vuelta (que se queda en 2 horas, no como la vuelta de Mollina, que es un dolor). Unas jornadas relajadas, que me sirven como quien dice para descansar del fin de semana anterior. Ahora vuelta a la realidad, pero al menos estoy de vacaciones.

sábado, 12 de agosto de 2017

A las Umbras 2017

Como las Ómicron, pero sin tener que currar.

Todavía con la resaca de las Tierra de Nadie resonando (la metafórica, que la literal del Pepe John´s ya se fue) marcho a Huarte (Navarra) para disfrutar de otra edición de las Umbras de Alter Paradox, con 4 días (de hoy al martes) de juegos, rol y lo que suelo echar en falta en las TdN: la presencia de mi grupo de amigos de Bilbao, pues lo de ir en jauría a unas jornadas también tiene su encanto.

Allí iré con un cierto relax, sobre todo si lo comparamos con el trajín de TdN y Rolea, y desde luego con las Ómicron. Sin embargo, no me "libro" de dirigir, y ahí llevo dos partidas: "La Centuria A" y "7 años y un día".

Y lo bueno, que para estas jornadas no me tengo que cruzar España de lado a lado.

viernes, 11 de agosto de 2017

Spiderman Homecoming

¿Será este el Spiderman definitivo?

Nuevo reinicio de la saga del trepamuros más conocido del cómic. Aunque parece que esta vez, con el sello de Marvel debajo del brazo, vuelve para quedarse. 

Siguiendo en la línea que se mostraba en Civil War, de la cuál esta no deja de ser una secuela, aquí optan por un Spiderman adolescente y sus tramas de instituto, que tiene que compatibilizar con lo de querer salvar New York de los malhechores, mientras ve cómo los superhéroes mayores se enfrentan a cosas más gordas.

En esa línea de superhéroe adolescente, la película es divertida, pero sí que a ratos se le echa en falta un poco de épica, aunque cuando esta llega, como en esa pelea final, resulta fotográficamente muy confusa.

Como no menos confuso resulta que la entrañable abuelita del universo Marvel, que es la Tia May, sea interpretada por la eternamente juvenil y exageradamente atractiva Marisa Tomei (a la que tampoco ayuda en la versión doblada la voz de chavilla que le ponen, pero no vamos a culpar de eso a la película). En esa línea, también descuadra que el arquetipo de quarterback presuntuoso y abusón que es Flash Thompson, sea aquí un empollón de segunda recién venido de alguna producción de Bollywood.

En el lado positivo, el Buitre de Michael Keaton es un villano muy interesante, repleto de claroscuros y con mucha más carisma que la mayoría de villanos a los que se ha enfrentado Spiderman en el cine, con la salvedad quizás del Dr. Octopus de Alfred Molina. También se agradecen las intervenciones de Tony Stark y los cameos del Capitán América.

No sabría decir si es la película que más me ha gustado de Spiderman hasta el momento, pues hasta ahora estaba entre las segundas de las anteriores (la de Octopus y la de Elektro, para entendernos), pero desde luego que es la mejor primera película de Spiderman. Y se agradece que no vuelvan a contar lo mismo otra vez desde el principio. La pena es que la que parecía que iba ser una saga de películas con Andrew Garfield, que patinó en la primera y remontó en la segunda... nació muerta.

A ver si este Spiderman es ya el bueno.

miércoles, 9 de agosto de 2017

Abracadabra

Como la hipnosis, puede producir somnolencia.

El argumento podría ser un capítulo de los Simpson; Paco es un garrulo integral, malhablado violento e inculto, que después de un espectáculo de hipnosis se convierte en un hombre amable, sensible y educado. Pero no es oro todo lo que reluce y se va viendo que el nuevo Paco es una pesadilla aún más terrible que el original, de manera que su mujer y su primo, que es el hipnotista, deben investigar qué ha pasado y poner remedio al problema.

Así contado puede no sonar tan mal, pero Abracadabra es una película para mi gusto demasiado surrealista (¿qué pinta ese mono ahí?) e histriónica (el agente inmobiliario era insufrible), con escenas que pecan de ser de bastante mal gusto y un resultado final que no me convence nada, pese a la buena labor de Maribel Verdú y Antonio de la Torre. 

Una película que va claramente de más a menos. Y, en serio, ¿qué pinta ahí el mono? 

martes, 8 de agosto de 2017

Crónica tedenera 2017

La censura es para no hacer spoiler de la partida.

Ahora que ya he dormido un poco, me lanzo a hacer mi crónica de las partidas de las jornadas.

Jueves

Por la tarde, como viene siendo costumbre, dirijo. Cuando tiembla la tierra: una partida de Cultos Innombrables, sobre la base de "Fundido en blanco" e inspirada en la infame película "Temblores", de Kevin Bacon. No mentiré, no tenía nada claro cómo iba a salir y la había terminado de escribir en el autobús el día antes, pero los astros se alinean y acaba funcionando, con escenas realmente perturbadoras en las que quedaba manifiesto que una frase aparentemente inocente puede sugerir horrores mucho más terribles que una descripción explícita.

Por la noche juego Winson Green Prison, una partida sobre el movimiento sufragista en el Londres de 1908, donde salen temas muy interesantes. Sin embargo, el formato por escenas no me termina de enamorar. Resulta, eso sí, ser una buena partida para la reflexión.

Al acabar la partida, y dado que la mañana del viernes la iba a tener libre, salí tranquilamente a tomar un par de copas y retirarme a una hora razonable, a fin de estar descansado todo el resto de las jornadas, pues es importante dosificar y... no me lo creo ni yo.

Viernes

Creo que por primera vez en 14 años de TdN me salto un desayuno, y aunque a las 9 estaba técnicamente despierto y me podría haber apuntado a algo (¡la gran mejora de este año: poderse apuntar desde el móvil y sin hacer cola!), pero decido que no estaba en condiciones de jugar a rol, así que lo cambiamos por una de piscina, que con casi 40 grados es algo que se agradece mucho.

Llega la tarde y me apunto a la deliciosa partida Wilful Disregard, una partida de rol en vivo que, por escenas, explora las relaciones de pareja y los roles de género. De verdad, una partida muy bonita, también con espacio para la reflexión.

A la noche toca otra de rol en vivo, pero antes aprovecho para probar (y perder miserablemente) el 7 Wonders Duel, de cartas, que resulta estar bastante bien.

La partida nocturna es El último gran hermano, la de la foto, donde doy vida a un sujeto despreciable (de esos que en la realidad es mejor tener lejos, pero que en la ficción es divertido manejar. 

Hago constar también, que la resaca del jueves me dura durante todo el viernes, con lo que me siento ese día como un John McLane del rol.

Sábado

Por la mañana, y habiendo dormido un poco mejor (4 horas en vez de 2) me voy a dirigir La sombra sobre el gato, mi partida cthulhuoidea de Blacksad, que me funciona bastante bien, a juzgar por las sorprendentemente altas valoraciones que me dan los jugadores.

Por la tarde, aunque no es lo más habitual, me voy a jugar algo de rol de mesa y pruebo con el Dungeon World, que tenía muchísimas ganas de probar. Y la verdad, decir que me encanta sería quedarme corto. Me declaro fan del sistema Powered by Apocalypse.

Llega la noche y dirijo mi vivo 7 años y un día, que tantas ganas tenía de hacer, y la partida se desarrolla muy bien, aunque en la postpartida uno de los jugadores demuestra que no entendió nada el espíritu de la partida, actuando, como jugador, de forma muy irresponsable, solo para "ganar" un vivo que desde el principio expliqué claramente que no iba de ganar o perder, sino de vivir una situación.

Me explico brevemente: la partida tiene una mecánica en la que por medio de tarjetas los jugadores pueden introducir elementos de trasfondo en la partida, y dar la tarjeta a quien quieran, pero a la vez, y como mecanismo de seguridad, había una regla mediante la cuál un jugador podía rechazar una trama y sacarla del vivo si por el motivo que fuera, le incomodaba que estuviera (que esto va de jugar a gusto). Y la forma de rechazar tramas era mediante unas monedas. Pues bien, uno de los jugadores, solo para ganar la moneda de marras (cuya única utilidad era evitar tener que jugar escenas incómodas), le dio a otra jugadora, que se supone que era su amiga, una tarjeta con la que sabía que ella sabía que se iba a sentir incómoda, solo para forzar que le diera las monedas (las que, insisto, ¡no tenían ninguna otra función dentro del juego!).

Domingo

Por la mañana, cuando ya es difícil encontrar jugadores vivos (el cansancio y la fiesta van haciendo estragos), encuentro a tres, a los que dirijo La centuria A, y se lo pasan como enanos, a pesar de los intentos de los dados por frustrar sus planes (aunque se redimieron con una pifia gorda del villano en el momento más crítico).

Por la tarde vuelve un clásico de mis partidas de rol en vivo, Lagoon Sticks, que sale bien (el reparto de jugadores ayudaba mucho), aunque con esta partida me da la sensación de que se le van viendo ya algunas costuras, pues no en vano es una que escribí en 2008.

Y para cerrar, por la noche jugamos una brevísima partida de ciencia ficción y acción Y todo por... amor, pero que dada la hora a la que empieza (casi la 1 de la mañana) acaba siendo muy cortita. De ahí, nuevamente, al Pepe John´s, a despedirme de Mollina. 

Y el resto ya lo sabéis.

lunes, 7 de agosto de 2017

El regreso desde las TdN 2017

Noto un vacío en el cuello.

Tras un viaje de 13 horas ya estoy en casa, con la sonrisa que deja haber pasado un fin de semana tan idílico como acostumbran a ser las Tierra de Nadie, ese pequeño oasis de felicidad y desconexión del mundo real que por nada en el mundo querría perderme.

El viaje de ida, muy parecido al del año pasado, fue la combinación de autobús (donde aproveché para terminar de escribir alguna de las partidas que llevaba)  hasta Madrid y ahí encontrarme con el amigo Javier, en cuyo coche hacíamos el trayecto hacia Mollina.

Esto es el miércoles y las jornadas empiezan el jueves, pero la idea es no pegarse la pechada el mismo día, así que la cosa es pernoctar, como de costumbre, en el Saydo, en lo que hace tiempo se convirtió en una extensión de las jornadas. A muchos efectos, las TdN empiezan el miércoles. Incluyendo la visita al Pepe John´s.

Entre miércoles noche y jueves mañana se va sucediendo el ritual de saludar a gente, y es increíble la ilusión que puede hacer encontrarte con gente con la que a lo mejor has coincidido 4 veces en toda tu vida y solo ves una vez al año, pero al asociarlas a un evento tan maravilloso, todo se rodea con un aura de buen rollo.

Nos saltamos las jornadas en sí y vamos a hoy, que a las 9 de la mañana tocaba coger el coche hasta Madrid, donde yo tenía que estar a las 16:05 para coger el tren, concretamente en Chamartín.

Durante el viaje vengo alternando las siestas con el visionado de capítulos de Gotham, y aunque es relativamente cómodo es largo (5 horas y pico), lo que hace que sea terriblemente aburrido, y la puntilla a eso la ponen los 15 minutos de espera en Abando para coger el Cercanías. En total 13 horas de viaje para volver desde el Ceulaj. Pero merece la pena, vaya si lo merece.

Me ahorraré mi panegírico a estas jornadas y la explicación de lo que suponen para mí, pues cualquiera que me conozca un poco ya lo sabe.

miércoles, 2 de agosto de 2017

A #TdN2017

Es el logo de un canal mexicano de TV, pero viene muy al hilo.

La esperada peregrinación de todos los años al Sur, a mi bien amado Ceulaj, empieza hoy. Las jornadas empiezan mañana, pero el plan es el ya clásico ir el día antes, pernoctar en un hotel de Mollina y así estar fresco el jueves, sin haberme pegado la paliza el mismo día.

Primero a Madrid en autobús, donde me recogerán en el coche con el que haré el resto del viaje. Y bueno, en el autobús aprovecharé para dar los últimos retoques a algunas de las partidas que llevo.

En fin, que quien me conozca sabe ya de sobra la ilusión que me hace siempre este viaje y lo que supone para mí, así que no me extiendo ya más.