Drizzt, con su leal e impronunciable Guenhwyvar.
Esta saga de fantasía de R. A. Salvatore ya la mencioné
aquí, y la verdad es que es una saga a la que tengo mucho cariño, pues a pesar de andar bastante justita en cuanto a calidad literaria y ser un compendio de clichés y deusexmachinismos, son unos libros que disfruté mucho en mi época juvenil, pues eran libros de consumo rápido, el equivalente en papel a un grasiento BigMac con patatas y Coca-Cola de litro, que no aporta nada pero entra muy fácil.
Drizzt Do´Urden, el elfo oscuro por antonomasia es el héroe de esta serie de novelas de R. A. Salvatore que comenzó con el plagio descarado sentido homenaje a Tolkien, la trilogía del Valle del Viento Helado (La piedra de cristal, la gema del halfling y Ríos de plata), una original historia en la que un tal Gollum Akar Kesell se hace con el Anillo Único la Piedra de Cristal, un objeto de gran poder y maldad, capaz de comandar tropas de orcos pero también de corromper a su propietario. Para evitar que el mal arrase las tierras del bien, Drizzt Do´Urden, un elfo oscuro renegado que se volvió bueno será acompañado por Wulfgar, un enorme bárbaro que también se vuelve bueno, Frodo Regis, un hobbit halfling que porta el anillo un cristal mágico, la Dama Galadriel Alustriel, una bella y poderosa maga, Legolas Catti-brie, una intrépida arquera pelirroja que se enamorará de Drizzt y el padre adoptivo de ésta, Gimli Bruenor, un enano con hacha y barba que disfruta las peleas.
Los homenajes continúan cuando Gandalf Bruenor muere en su pelea contra el Balrog Dragón que habita la abandonada ciudad enana de Moria Mithrill Hall, pero más tarde Aragorn Bruenor resucita y es coronado rey de Gondor los enanos.
A esto podría añadir alguna más, pero que recuerde esas son las más cantosas. Pero con su estilo ágil y ameno, se leía muy fácil, a pesar de que se notaba, a veces descaradamente, que eran las transcripciones de las partidas del grupo de rol de Salvatore, con situaciones completamente de partida de rol "Wulfgar, se muere tu personaje, hazte uno nuevo" "pues me hago uno igual, pero en vez de martillo lleva hacha", o el excéntrico mago Harkle Harpell, pues que me aspen si este no es el típico jugador que aparece solo de vez en cuándo en las partidas, y muchas veces con la sesión empezada.
Aunque seguían conservando su encanto, las novelas iban cada vez a peor, siendo las de mayor nivel las de la trilogía del Elfo Oscuro ("La Morada", "El Exilio" y "El Refugio") curiosamente las más antiguas en orden cronológico, que no de escritura (posiblemente porque fueran más novela-novela y no "transcripción de partida de rol"), y así como las dos primeras trilogías (Elfo Oscuro y Viento Helado) estaban bien, "El legado" se dejaba leer, la segunda trilogía "El legado del Drow" ("Noche sin Estrellas", "Cerco de Oscuridad" y "Luz en las Tinieblas") ya empezaba a pecar de ser todo el rato lo mismo y la tercera, tras un flojo "El estigma de Errtu" tocaba fondo con "La columna del mundo" (300 páginas de "¡Hola, soy Wulfgar y me paso el día borracho y follando con la camarera!" alternado con las insípidas historias de una noble de la que no se ha hablado en ningún momento) y volvía un poco a los orígenes con "La costa de la espada".
No llegué a leer la siguiente novela, "Drizzt y los mil orcos", cuyo título era toda una declaración de intenciones. Sí que leí, en cambio y me gustó, aunque era puro fan service "El siervo de la piedra", el artificial e innecesario, aunque delicioso spinoff protagonizado por Jarlaxle y Artemis Entreri, los dos personajes más molones de la saga. Menos suerte tuvo la pentalogía del Clérigo, contando las historias de un secundario cuyo nombre debería buscar en Google para recordar, y con las que no fui capaz de pasar del primer libro.
Puede que algún día vuelva a leerme esas novelas, o puede que no, pero siempre tendré un recuerdo muy especial de ellas. Sin duda, y como siempre suelo decir, eran basura infame, pero era nuestra basura.