El supergrupo, desmantelando aviesos planes.
Superviviente de ataque zombi, ministro del tiempo, camello enmascarado de poca monta, voces de la conciencia, agente de SHIELD, director de Pulp Fiction... algunas de las vidas que he podido vivir durante estos días en las Rolea, las jornadas de rol que esperamos que se acaben convirtiendo en un evento de referencia, como ya son las Tierra de Nadie. Dicho esto, paso a reseñar las partidas que jugué o dirigí:
Atrapados en la noche de los tiempos: Mi partida que aúna Cultos Innombrables con el Ministerio del Tiempo. Ya la he dirigido varias veces, lo que me permite sentirme cómodo cuando la llevo.
Zombies: en la oscuridad: Un angustioso rol en vivo, con momentos muy intimistas, donde teníamos que intentar sobrevivir a una horda de no muertos en un complejo subterráneo. Momentos muy bonitos, antes de un trágico final.
El camino menos transitado: Una serie de minivivos, con aire de ejercicio teatral, sobre empatía y decisiones complicadas. Muy recomendable ejemplo de disfrutar, a veces sufriendo.
La pasión de Van Weyden: Mi otra partida de Cultos Innombrables, que después de dirigir tantas veces ya puedo hacer de memoria.
Tú sabes lo que quieres: Un interesante rol en vivo situacional, con los chats de Internet como telón de fondo, y una divertida mecánica para simular uno de ellos.
Agentes de SHIELD: Basado precisamente en la serie. Una partida un poco larga, pero con buenos momentos que simulan el día a día de los reclutas de la organización, o ese debate sobre el acta de registro.
Pulp Fiction: Otra partida que ya he dirigido varias veces (lo admito, no me hernié para pensar qué partidas llevar a Rolea), pero funciona y es divertida. Grandes momentos de hilaridad gracias al buen hacer de sus personajes.
El Supergrupo: La oportunidad de interpretar a Superlópez fue gloriosa, en esta tronchante partida que recogía estupendamente el espíritu de los cómics de Jan. También me sirvió para probar el sistema Fate Acelerado, que me encantó.
Un céntimo por mis pensamientos: Esta queda un tanto fuera de programa, no por no ser un juego de rol al uso sino porque vinimos jugándolo en el tren de vuelta. Más que un juego de rol es una mecánica para construir historias de forma colectiva (y para descubrir que tus amigos son unos auténticos hijos de puta, claro) y lo cierto es que es un juego muy curioso.
Y eso ha sido todo en cuanto a la parte lúdica. Por lo que a la parte logística se refiere, cabe destacar que estas jornadas tenían, además de comida, desayuno y cena, un resayuno a media mañana y una merienda a media tarde. Unas auténticas jornadas hobbit. Y no puedo dejar de destacar la tromba de agua que nos cayó el domingo, sin duda algo raro de ver por estas tierras.
Esto ha sido un poco todo. Ya a las 15:00 cogeré el coche que me llevará de vuelta a Bilbao, donde tocará encontrarme de nuevo con el mundo real.