Ninjitsu, capoeira y jota aragonesa: el último grito en fusión de artes marciales.
Una película de los 80, pero con los efectos especiales de ahora. Un moderno pastiche de serie B, con el guión escrito media hora antes de rodar, en una servilleta. Todos los clichés y topicazos del género, insertados en 90 minutos de celuloide. Resultado: una película sincera y deliciosamente previsible, que salvo en la parte en que intenta tomarse en serio a sí misma, resulta bastante divertida, llegando algunas escenas a la hilaridad y el aplauso.
Todo empieza con una intro digna de clásicos como "Kárate a muerte en Torremolinos", donde un Yakuza recibe un inquietante regalo: un sobre con arena negra. Esto significa una cosa... ninja. Y a lo Predator, antes de que puedan hacer nada, son metódicamente exterminados por una sombra tan letal como silenciosa.
Luego va alternando entre el presente, una investigación de los ninjas que hacen en Berlín (¡ninjas en Berlín!) por parte de la forense Mika, y paralelamente los flashbacks del protagonista, Raizo, donde nos muestran su dura infancia en la academia de pequeninjas. Mika va po ahí investigando a los ninjas, mientras Raizo va y mata gente, hasta que en un momento un ninja se cuela en casa de Raiza para asesinarla, pero aparece Raizo y lo impide. En este punto se empieza a vislumbrar que el
Teorema del Ninja tiene aquí plena vigencia, ya que un ninja solo se mueve tan rápido que ni lo ves. Pero si un ninja se enfrenta a otro, siguen siendo la leche, pero ya sí les ves.
Pero un "ninja con nombre" contra un "ninja anónimo" es un duelo bastante desigual, así que Raizo se alza con la victoria, y se lleva a Mika de paseo, mientras entre lo que cuenta él, y sus flashbacks, nos vamos enterando de cosas. El ninjategi donde cursó sus estudios estaba regido por un sensei muy malo, que les hacía todo tipo de perrerías, y encima le mataron a la novia por querer darse de baja (sin pagar las cuotas, entiendo yo) y cuenta que decidió traicionar a su clan cuando le ordenaron asesinar a una ninja que quería abandonar el clan, que claro, le recordó a su novia, y por ahí no pasa.
Ahí el jefe ninja comete un grave error. Si tienes 50 ninjas y quieres matar a alguien, no los mandes a ellos, porque no serán capaces de matar ni a una mosca. Tienes que hacerlo tú mismo. Pero ese error de villano (todo secuaz anónimo interpretará la orden "matadlo" como un "golpead su espada con la garganta repetidas veces") hace que sobreviva.
Mientras tanto, Mika y Raizo corretean felices, hasta que la Europol tiende una emboscada al ninja y lo detienen en una especie de Guantánamo alemán (no se me ocurren analogías graciosas) y lo usan, involuntariamente de cebo contra los ninjas.
Como poner una piruleta en la boca de un hormiguero, oigan. Empiezan a aparecer ninjas a cascoporro, y homenajeando totalmente Aliens, la sajarrajación de europlolis empieza a ser deliciosa, hasta que se libera Raizo y comienza el festival de "un ninja un katanazo", y Mika, la inofensiva forense se une al festival, rodando la demo del "GTA Ninja". Raizo mata un rato más, y se escapan, dejando su coche discretamente aparcado en la puerta del hotel, con toda la carrocería llena de shurikens (tiene sentido: un ninja ve eso, piensa que ya han sido atacados, y no se molesta en entrar)
Pero algún ninja despistado no se fija en eso, así que entra y secuestra a Raizo. (Esta vez el jefe es listo y en vez de mandar a 50 manda a 3) Se llevan a Raizo en el templo, y el jefe, con bastante desgana, comienza a torturar al protagonista, ante la mirada de la tonelada de ninjas del templo. En ese momento comienza la película de verdad, con la irrupción de los SWAT. En este punto me pregunto yo ¿es que el templo estaba en Alemania, o es que la Europol tiene jurisdicción en Japón? Tsk, tsk... pensar malo, pensar caca...
Mucho mejor coger palomitas y ver cómo los nazis empiezan a morir como moscas. Entre Raizo, Mika, el otro poli que también tiene nombre (Nota: si alguna vez os ataca un ninja empezad a gritar vuestro nombre, que tienen -1 contra personajes importantes) empiezan a matar a todo lo que se mueve, y tenemos fuego, sangre (aunque esta película nos demuestra que los ninjas sangran sirope de fresa) y explosiones, con el espectador pegando botes en el sofá (después de Ninjas VS Piratas y Ninjas VS SWAT exijo Ninjas VS Payasos) y más tripas y miembros cercenados.
Raizo se mete en el templo propiamente dicho con un objetivo; cazar a su maestro. Pero por el camino se encuentra con una terrible amenaza: 4 ninjas y un ninja que habla. Claro, los ninjas no suponen amenaza alguna, pero el que habla...uf, ése sí es peligroso, que lo mismo hasta tiene guión. Y matemático, oigan. Los 4 ninjas caen de 4 tortazos, pero el otro sobrevive. Pero comete un error, que es el de quitarse la máscara. La idea no es mala, porque todo el mundo sabe que ninja sin máscara gana a ninja sin máscara, pero resulta que salía en el flashback del prota, y es el que le asesinó a la novia, así que usando el poder de la venganza, se lo mata.
Nos queda el boss final. El maestro. Raizo llega, se empiezan a pegar, y como en todo este tipo de películas, Raizo se empieza a llevar la del pulpo, para que parezca que todo está perdido, hasta que... En esta ocasión lo que le salva es la forense, que pega un tiro por la espalda al maestro. No, que nadie se asuste. Esto no mata al maestro, pero le enfurece, así que le perfora el corazón a la chica y la mata. Y como era amiguita de Raizo, se borra el puntito de "Aliados" en la hoja de personaje y se lo gasta en "Matar", con lo que le pega la paliza del siglo a su sensei, y lo elimina.
Y como esto no puede tener un final feliz, mientras Raizo llora la muerte de su amiga, ésta abre los ojos y le confiesa que por un fallo genético tiene el corazón a la derecha, así que se salva y todos tan amigos. Happy end.
La película, como ya he dicho, es divertida, justo lo que promete. Palos sin sentido, mucha sangre, y una carencia absoluta de sentido, pero acción palomitera y risas. Plan ideal para ir con amigotes, aunque no pasa nada por esperar a que salga en DVD. Eso sí, hacía mucho que no veía una película en la que el protagonista me cayera tan rematadamente mal.