Mostrando entradas con la etiqueta ventanilla. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ventanilla. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de agosto de 2025

Fin de semana (y de fiestas)

Esto que se quema no es la Marijaia.

Con nulo dolor en mi corazón damos por concluida la semana grande de Bilbao, en una edición que me ha motivado menos que nunca, así que ha dado poco que hablar.

El viernes era festivo, así que no había que trabajar y en su lugar fui al gimnasio por la mañana. Por la tarde quedo con unos amigos (Rockstone y señora), luego con otros (Techno y Naisha) y tras cenar al monólogo de Santi Rodríguez, que ya comenté ayer. Luego acompañar a mi señora novia al recinto festivo, donde había quedado con sus amigas. Y una vez hecha la entrega, bomba de humo y a casa.

El sábado por la mañana hice galletas de pistcacho y me animé a probar el The Witcher 3 (me va a gustar, sospecho) y por la tarde una de gimnasio antes de ir a hacer turno. Del turno poco que destacar (una buena recaudación, eso sí), y en cuanto terminó me fui a casa. Amortizadas las fiestas.

Hoy domingo bajaba otra vez al Arenal. Pero no a las txoznas, sino a la estación de metro de San Nicolás, pues tenía que coger el "metro" para ir a Sondika, donde teníamos barbacoa. En un merendero que está junto al Ayuntamiento de Sondika, que está en cualquier sitio menos en Sondika.

Mucha carne, muchas risas y la parte horrible de tener que limpiar luego la parrilla. Finalmente, sobre las 22 nos han dejado en el metro de Etxebarri, que por suerte ha llegado inmediatamente y no ha habido que esperar.

Y ya en casa ducha y a descansar, que mañana se trabaja.

viernes, 22 de agosto de 2025

Txozneando sin ganas

Al menos este año el Bilbao Basket forma parte de la decoración.

Este año todavía no había dicho nada de la semana grande de Bilbao, y la razón es simple: es un evento que cada año me motiva menos. Ya el año pasado mis salidas se limitaron a bajar, hacer el turno de barra y marcharme, y este año tres cuartos de lo mismo. El lunes fui, hice el turno sin ganas (fui porque ya me había comprometido y tenía que ir), ayer y mañana. El lunes me fui a casa en cuanto acabé el turno, ayer parecido y mañana no descarto repetir jugada.

Todo ciclo se acaba cerrando y aunque de aquí a un año pueden pasar muchas cosas, no se descarta que sea ya el último que hago turnos. No es algo que merezca la pena hacer desmotivado.

jueves, 17 de abril de 2025

A las #omicron2025

El cartel.

Un año más, a Zalla. Aunque este año he estado menos metido en el núcleo duro sigo en la organización del evento lúdico-rolero más grande de Bizkaia y hoy toca ejercer. Turno de mañana, atendiendo al público y dirigir dos partidas: Pínteme usted esas meninas (rol en vivo) y Uncaging Nicolas (rol de mesa). El resto del tiempo jugar, socializar y atender a los medios de comunicación.

domingo, 25 de agosto de 2024

Crónica de la Aste Nagusia

Ardió la Marijaia.

Es domingo por la noche, pero como estamos generosos hoy voy a resumir no el fin de semana, sino la semana entera. Además, como es la Semana Grande, va con dos días de bonus. 

Sábado: Como estoy en las Umbras, lógicamente no salgo por Bilbao de fiesta.
Domingo: Si bien llego a casa para comer, por la tarde sesteo y me voy al cine (Alien Romulus) y mi toma de contacto con la fiesta es oír el ruido de los fuegos artificiales.
Lunes: Ese día, como el resto de la semana, trabajo por la mañana. Pero por la tarde, tras una generosa siesta, bajo a la txozna a hacer turno de barra. Hacemos una buena recaudación, bailoteo un rato y me retiro.
Martes: Aparezco a eso de las 10:30 por la oficina (estaban avisados) y por la tarde me voy a la lonja, a jugar a Marvel Champions, donde Apocalipsis nos zurra varias veces seguidas. Por la noche me voy al cine, a ver Borderlands.
Miércoles: Trabajo por la mañana, partida de Las ruinas perdidas de Arnak por la tarde. Luego unas cervezas (en mi caso un batido) y retirada.
Jueves: Salgo del trabajo con una migraña enorme que me hace meterme en la cama según llego a casa. Por suerte como vino se fue y consigo bajar a hacer el turno. Como el del lunes, tranquilo, buena caja y cuando termina me retiro.
Viernes: Por la mañana remoloneo totalmente, por la tarde me voy a Max Center a ver Isla Perdida, vuelvo andando y ya me quedo en casa. Aprovecho para ver el final de Elite.
Sábado: Por la mañana compras, hacerme la comida, comer pronto y descansar. Por la tarde, igual que lunes y jueves, turno de barra. Lo mismo que las otras veces, de la txozna me voy a casa.
Domingo: Un plan parecido al del viernes, incluyendo lo de ir al cine de Max Center (Maxxxine) y luego en Bilbao ceno unos tacos con mi señora novia y quedamos con unos amigos (Techno y Naisha) para ver el entierro de Marijaia.

Eso fue cuanto dio de sí mi semana festiva (y trabajada).

martes, 20 de agosto de 2024

Empezó la Aste Nagusia

Otra vez atención al público.

El sábado empezaron las fiestas de Bilbao, aunque como ese día estaba en Huarte lógicamente me las perdí, y como el domingo llegué cansado del viaje y el lunes trabajaba, tampoco salí. 
 
Pero ayer no tenía excusa, ya que me había comprometido a hacer turno de barra en la txozna (así como el jueves y el sábado), así que por la tarde bajé al recinto festivo. No era, no obstante, la primera vez que lo hacía, ya que por la mañana aproveché el descanso para hacer una visita exprés a los del turno de mañana.

Por lo demás, aunque esto es algo que cada año pillo con menos ganas, es verdad que tiene el aliciente de coincidir con un montón de gente, lo que sí lo hace divertido. De cosas así reseñables, que tuve que atender a un guiri en inglés, lo que con el ruido de fondo era cuando menos complicado. También es reseñable que la caja fue bastante potente, batiendo con mucho el record de un lunes por la tarde.

A ver qué tal jueves y sábado.

sábado, 1 de junio de 2024

Moskocomida y Moskokaraoke

Éramos unos cuántos.

Hoy recuperábamos la tradición, en los últimos años en desuso, de juntarnos los que hacemos turnos de barra en la txosna de Moskotarrak en fiestas de Bilbao, para dar un buen uso a dinero recaudado y un homenaje con la comida.

Esta era en el club deportivo de Alameda Rekalde, aunque antes ha habido un imprescindible poteo previo, y tras la comida hemos ido a un karaoke (no recuerdo el nombre, creo que Cars, en Cosme Echevarrieta), donde me he animado a cantar Amante Bandido (mi canción de cabecera en los karaokes) y Can´t help falling in love, de Elvis Presley.

Ahí hemos andado, hasta que la gente se ha ido yendo, y cuando los que quedaban han optado por seguir la fiesta en otro sitio, he tenido a bien despedirme y marcharme a casa, que todo el día fuera es divertido pero cansa.

lunes, 13 de mayo de 2024

La no comisión

No me toca volver.

Hoy se ha resuelto la comisión de servicios para el puesto de responsable de atención ciudadana, oficina de la que salí en febrero para incorporarme a mi actual puesto de trabajo. Y aunque no tenía (ni tengo) el más mínimo interés en volver, me sabe un poco mal el resultado, ya que no he sacado la comisión.

¿Y cómo se come eso? ¿De entrada, para qué me apunté si no quiero ir?

Es un poco raro de explicar, pero allá voy. Cuando en diciembre se jubiló la anterior titular del puesto, lo cogió en comisión de urgencia una compañera que, en los meses que la tuve de responsable, funcionó muy bien, se lleva muy bien con los compañeros y conoce el sitio. ¿El problema? Tiene pocos puntos, y cualquiera que se apuntara le iba a levantar la comisión ordinaria cuando saliera.

Entonces la jugada era que yo, con más puntos que ella, me apuntaba, pero sin intención de cogerla. ¿Que resulta que yo salía y era el único por delante? Renunciaba sin llegar a tomar posesión. ¿Que salía y y había gente entre medias? Tomaba posesión, estaba un día y renunciaba, para que se quedara vacante y, al menos hasta que saliera otra vez la comisión (que lleva su tiempo), ella seguiría con la de urgencia. Y con un poco de suerte, con ese plus de antigüedad en el puesto que le permitiera quedarse.

Pero no ha sido el caso, y se ha presentado bastante más gente de la que pensábamos, varios de ellos con más puntos que yo. Así que más cómodo en cuanto a que no tengo que hacer nada (yo lo intenté y no coló), pero me sabe mal por la compañera y el resto de la oficina.

Habrá quien piense que le estoy echando muchísimo morro e intentando trampear el sistema con una triquiñuela. Y puede que algo de razón tenga, pero es una triquiñuela con la que yo no habría ganado nada y en cambio con ello habría beneficiado no solo a la compañera y al resto de la oficina, sino que habría sido en beneficio del servicio, pues si bien no dudo que la persona que ha sacado la comisión (no la conozco) será alguien perfectamente válido para el puesto, y con el tiempo lo hará igual de bien que lo que lo habría hecho la otra, va a tener que pasar por un periodo de adaptación que, de otra manera, no habría sido necesario.

lunes, 1 de abril de 2024

Omicrónica 2024

Así posábamos para el Deia.

Ya descansado, toca hacer la crónica de las #omicron2024, que esta vez no empiezan con el montaje (hasta bien tarde no pude llegar a Zalla) sino el jueves por la mañana, que tengo el turno inaugural. Dar de alta gente en el sistema, prestar juegos y sobre todo ver muchas caras conocidas.

Finalizado el turno, nos vamos a comer y vuelvo al recinto, donde me tocaba dirigir la partida de rol en vivo Padre de familia, pero por falta de gente no sale, de modo que me dedico a jugar a The Island y Las ruinas perdidas de Arnak, así como a ser entrevistado por el Deia (como representante de Abaco, se entiende). Por la noche, después de cenar, jugamos una larga partida a Blood on the clok tower, que fue sin duda una de las sensaciones de las jornadas. Y al terminar, como estaba reventado, me fui a la cama.

El viernes, ya más descansado, pruebo Steam Up (el juego sin más, pero los componentes monísimos)  y Mycelia (también muy bonito, y además buen juego) y otra visita a las Ruinas de Arnak. Después de comer, una rápida partida a Inhuman Conditions (literalmente cinco minutos, simulando un test de Voigt-Kampf) y dirijo una nueva y desternillante partida de Pasión de las pasiones. Luego una de Splendor y cerramos la noche con dos partidas seguidas de Blood on the clocktower.

El sábado por la mañana me apunto al evento de Marvel Champions, pero tengo que abandonar la partida para atender a los periodistas de la ETB que venían a hacer un reportaje (en Teleberri y Gaur Egun, nada menos) y antes de comer, un Star Wars Rebellion, con épica victoria rebelde. Por la tarde, los aliados ganamos la segunda guerra mundial en Quartermaster General, luego consigo sendos segundos puestos en Keyflower y Escuela de pingüinos, pruebo el Strike y ceno antes de salir de fiesta hasta las 6 (que serían las 5, pero nos pilló el cambio de hora).  

El domingo día duro, pues a la resaca había que sumar el desmontaje (que aun suendo más llevadero que otros años, sigue siendo una paliza) y las despedidas. Para terminar, una vez devuelto todo el material a Bilbao, y aunque siendo menos gente que otros años, cerramos con la tradicional ingesta de pizza postomicron. Y a descansar.

viernes, 2 de febrero de 2024

Adiós a Laguntza

Regalo de despedida.

Todos los ciclos se acaban, y hoy le ha llegado el turno a uno que empezó hace casi cinco años, cuando empujado por las circunstancias dejé mi plaza de toda la vida en Inclusión para agarrarme a una comisión de servicios en atención ciudadana. Formalmente esta se termina el domingo, de modo que hoy ha sido mi último día aquí, ya que el lunes empezaré en un trabajo nuevo.

Han sido cinco años en los que he podido ver y vivir muchas cosas, y durante los que he podido aprender un montón. También me ha tocado lidiar con mucha gente y muy variopinta, a veces casi 200 atenciones a la semana, y aunque me voy, me llevo un poco de Laguntza conmigo y dejo algo de mí en Laguntza. 

Sin embargo, lo mejor como siempre son las personas con las que te topas y compartes trabajo, que hoy me han brindado una despedida de lujo y con todo el cariño, que me hace plantearme que algo habré hecho bien. Es una de las cosas a las que aspiro cuando empiezo en un sitio, a que me echen de menos cuando me voy.

Ahora me tocará un sitio distinto, con un trabajo distinto, a conocer gente nueva y aprender cosas nuevas, pero sin nada de atención al público. ¿La echaré de menos? No voy a mentir, pues aunque he acabado un poco hasta el gorro y esta semana se me ha hecho más larga que un culebrón colombiano, tiene su encanto y permite salirse de la burbuja, tratando con todo tipo de gente y situaciones. Es una de esas cosas que cuando las tienes no las soportas, pero cuando no las tienes las añoras. El teléfono, en cambio, eso sí que no lo voy a echar nada de menos. Tendré que atender llamadas en mi nuevo trabajo, pero todas internas.

Para cerrar, repetiré la frase que más he repetido en la oficina estos últimos meses, sobre todo cada vez que nos caía algún marrón o tocaba alguna situación incómoda: ¡Me voy a jugar con los cochecitos!

lunes, 8 de enero de 2024

Año nuevo, vuelta al cole

Esta energía tenía yo.

Poco que decir. Se han terminado mis vacaciones de Navidad y toca inaugurar el año laboral, sabiendo ahora que cada semana puede ser la última en mi actual puesto de trabajo, si bien de eso aún no sé nada. 

Lo que sí sé es que ayer me acosté a la hora habitual de día laborable, pero no era capaz de coger el sueño. Las 12, la 1, las 2... a las 3 estaba mirando el techo, y para cuando me dormí ya estaba el despertador dando por culo, y madrugar me ha tenido toda la mañana renqueando. Por suerte me tocaba arriba y no había excesivo papel, aunque el teléfono, como de costumbre, no paraba de sonar.

Por la tarde ya sí ha tocado mostrador, aunque ningún usuario especialmente reseñable (las típicas de la gente que viene a entregar papeles y los trae sin rellenar, pero eso es algo tan común que hace tiempo que dejó de ser anécdota). Sobrellevaremos lo mejor que podamos el resto de la tarde.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Desmamparados

Adiós pegote.

Esta semana nos abandonaban unas incómodas compañeras que se unieron a nosotros hace tres años, con motivo de la pandemia. Pero no son funcionarias, ni siquiera personas, pues hablo de las pantallas separadoras de PVC que se instalaron en los puestos de atención al público, que dificultaban muchísimo la atención, comiéndose media mesa, no dejando casi espacio para pasar los papeles y, lo que es peor, obligando muchas veces a elevar el tono de voz, porque no se oía.

Mi opinión es minoritaria en la oficina, y me consta que las compañeras (estas sí humanas) echarán de menos las mamparas. Pero por la parte que me toca, encantado de que las hayan quitado.

domingo, 27 de agosto de 2023

Fin de semana (grande)

El entierro de la Marijaia.

¿Es domingo, verdad? Pues aunque sea un poco atípico, voy a hacer lo de todos los domingos. Y como la última actualización se quedó en el jueves, hablaré del viernes. 

Por la mañana dormí, mucho. Estaba reventado del día anterior, tanto que dormí hasta las 11, me tiré la mañana sin hacer nada, bajé a comer y luego me eché una siesta.

Algo más activa fue la tarde, que bajé al Casco Viejo e hicimos ruta turística (previo paso por el Gelatti Gelatti) a una amiga granadina, por todo el Campo Volantín, hasta el Parque de Doña Casilda, para terminar en Basurto, donde cogía el tren. Todo esto acompañados de la tremenda tromba de agua, que me dejó totalmente empapado. Esa noche, entre el cansancio del día anterior y la caminata de la tarde, me acabo quedando en casa.

Más animado fue el sábado, cuya mañana fue para vaguear y hacer pintxopote, comer fuera y por la tarde turno de barra en Moskotarrak. El jueves habíamos batido el record histórico de recaudación, pero fue efímero, ya que el viernes nos lo superaron. Pues ayer lo volvimos a recuperar, con una caja espectacular y una tremenda borrachera de billetes de 50€. 

Hoy domingo, dormir hasta tarde, pintxopote de mediodía y siesta, antes de ir al Teatro Campos a ver como todos los años a Goyo Jiménez y luego el entierro de Marijaia, para dar cierre a una Aste Nagusia a la que, siendo francos, no le he hecho demasiado caso.

viernes, 25 de agosto de 2023

Día de txozneo, marmitako y records

Estaba cojonudo.

Como cualquier otro día, sonaba el despertador, me daba una dicha, me vestía y me iba a trabajar. Pero no era un día cualquiera, ya que al vestirme me ponía la camiseta de la konparsa, pues además de que me tocaba turno por la tarde, tenía comida de cuadrilla en la propia txozna, un opíparo marmitako, con el que nos pusimos hasta las patas.

Después vino el turno de tarde, que empezó normal, pero poco a poco el flujo de gente y dinero fue haciéndose más y más constante, con billetes de 50€ volando por todas partes, cámaras refrigeradas que se vaciaban todo el rato y las botellas que no dejaban de terminarse. Cuando, terminado el turno, hicimos el recuento de dinero, el dato era maravilloso: record absoluto de recaudación en un turno de tarde.

Lógicamente, tanto trajín no era inocuo, y tras terminarlo, y estar un rato de charleta, me retiré a casa, para dormir varias horas por puro agotamiento y despertarme hoy como si tuviera resaca, pese a que ayer no bebí ni una gota de alcohol.

Un listón difícil de superar, a ver qué tal el sábado.

martes, 22 de agosto de 2023

Txozneando

Posando con Willy, otro de los voluntarios.

Ayer fue el tercer día de fiestas de Bilbao, pero el primero que bajé yo. Y si lo hice fue porque tenía turno de barra en Moskotarrak (ojo al dato, de las 44 ediciones que se han celebrado, con esta, de la Aste Nagusia, yo he estado haciendo turno en 22), y como ya me había comprometido, tocaba ir. 

Me daba toda la pereza del mundo, pero a las 17 ya estaba con mi camiseta fiestera, rumbo al recinto ferial, para hacer el primero de los turnos de este año (repito jueves y sábado), que se prolongó hasta la hora del cambio de turno, la 1:00.

Es verdad que luego una vez ahí estás a gusto, rodeado de amigos, tomando algo y tal, pero lo cierto es que ya no es un plan que me ilusione como antaño, y que si no fuera por los turnos, este año valoraba como opción seria la de no bajar ni un día. Pero bueno, toca mirar a olo bueno, y dentro de lo que cabe disfrutar del plan.

sábado, 15 de julio de 2023

La cita de Schrödinger

La usuaria en cuestión.

Hacía mucho que no contaba batallitas laborales por aquí, pero esta de ayer goza de la entidad suficiente como para tener entrada propia en el blog. 

Cuando en mayo de 2020 se reanudó la atención al público se implantó el sistema de cita previa obligatoria, que aún pervive, y que tiene pinta de que llegó para quedarse. A mí personalmente no me gusta, pero es lo que hay. Además, salvo raras excepciones, siempre atendemos al que viene sin ella, si bien les pedimos que para sucesivas veces vengan con la cita pedira, o nos descuadran.

Hay gente que hace caso, otros se hacen los tontos, y luego están los que juegan a pedir cita y venir un poco cuando les da la gana.

Es el caso de la usuaria que nos ocupa, a la que a los efectos de este blog, llamaremos Marijeta, que viene a las 13:00 a mi mesa, aprovechando que se acababa de levantar el usuario anterior, y me enseña el papelito numerado (cuando vas con cita previa, introduces en la máquina tu DNI y te da el papel, para que sepas a qué mesa ir). 

Le pregunto qué número tiene, porque yo aún no había dado al botón de llamar, y me dice uno (por decir, que yo no me acuerdo, "el 182"). Lo miro en Qflow (la aplicación de gestión de números y citas), y resulta que ese número tiene asignada la mesa 1 (la mía es la 2). Informada la compañera de la mesa 1, nos dice que ese número es de otro usuario, al que está atendiendo.

Le pregunto de nuevo a Marijeta si tiene cita, y me dice dice que sí. Qflow opina una cosa distinta, y así se le manifiesta a Marijeta, quien confiesa que tenía cita... a las 10:00.  A las 10. No estamos hablando de que se le hubiera pasado por 10-15 minutos, no, sino que venía 3 horas más tarde, cosa que además es su modis operandi habitual (es de las que piden una cita literalmente diaria, para poder venir cuando le apetezca, que le tenemos cogida la matrícula), de modo que le respondo que eso es no tener cita, y que además no es la primera vez que lo hace, haciéndole notar que esa actitud es una falta de respeto al tiempo y trabajo ajenos, con lo que Marijeta, viendo que no ha colado, se hace pequeñita y se marcha haciendo la croqueta.

Porque lo grave no es que tuviera una cita y viniera 3 horas más tarde, como tampoco lo es el que haga eso de forma habitual. Lo verdaderamente sangrante fue que intentara engañarnos a la cara, cogiendo el papelito con el número de un usuario que ya estaba siendo atendido, para echarle todo el morro del mundo y decir que era su número y se nos había pasado.

¿Volverá el lunes, o estará una temporada yendo a llevar papeles a otros sitios, hasta que se enfríe el tema?

lunes, 10 de abril de 2023

Omicrónica 2023

Haciendo el tonto, para variar.

Parcialmente recuperado del cansancio, pues mis lumbares se pusieron esta noche a comentar las mejores jugadas del desmontaje, procedo a narrar lo que fueron para mí estas jornadas Omicron, que han sido bastante atípicas.

En primer lugar, fueron atípicas porque hasta hace bien poco no contábamos con que se fueran a poder hacer, y las hemos tenido que hacer a la carrera, con el handicap añadido de estar oxidados por 3 años de inactividad.

Pero bueno, salieron y ahí estaba el miércoles cuando salí de trabajar echando una mano en el montaje, embalando juegos y material para llevar a Zalla, y una vez allí, instalarme en la pensión, cenar algo y seguir currando, dando de alta juegos en el sistema. 

El jueves por la mañana, sin haber dormido especialmente bien (camas duras y frío en la pensión), toca el turno de la mañana del jueves, que contra todo pronóstico resulta ser la franja más exitosa y concurrida, de tal manera que a las 11:30 ya no quedaban mesas libres.

De lo más reseñable ese día, que dirijo el vivo de Grease y luego toca ir de fiesta, y acabamos de charleta con unos borrachos del pueblo a las 4 de la mañana.

El viernes no llego a dirigir mi partida Fuego en el desierto, por falta de gente, así que me dedico a revolotear por las mesas, explicando juegos a los asistentes y echando alguna partida suelta (a destacar una épica victoria al Catán y una derrota sin paliativos en Fórmula Dé). Por la noche no tengo turno, pero como tampoco tengo nada que hacer, y la cosa está muy tranquila (estas jornadas han sido, con diferencia, mucho más diurnas que nocturnas), me acabo quedando en la zona de organización, arreglando el mundo hasta la hora de ir a dormir.

El sábado un poco parecido que el viernes, con partidas, que recuerde, de Marvel Champions, Las ruinas perdidas de Arnak y Dune Imperium, con sendas victorias. Y por la noche la fiesta de las jornadas, hasta las 6 de la mañana.

Ya el domingo, me levanto a las 11 algo resacoso (no entiendo muy bien por qué), desayuno y me pongo en marcha para ir haciendo cosas de desmontaje. Como comenté ayer, sin parar casi hasta las 20, que por fin nos vamos a por las tradicionales pizzas.

Si dentro de un año repetimos, os hablaré de #omicron2024.

lunes, 9 de enero de 2023

Vuelta al cole 2023

Desde donde atiendo a la gente.

Terminadas las vacaciones de Navidad (que procuro coger siempre la semana que va de Año Nuevo a Reyes), hoy tocaba estrenar el año en lo laboral, siendo como siempre lo peor el madrugar, cosa a la que uno nunca se acostumbra (y eso que trabajar cerca de casa me permite no tener que levantarme demasiado pronto). 

El curro en sí, pues lo habitual, gente que viene a entregar papeles o a hacer consultas (algunas más peregrinas que otras, pero hoy nada fuera de lo común). Lo que sí ha habido hoy es bastante rato muerto, ya que la gente, pese a tener cita, viene un poco cuando le da la gana, y eso hace que se acumulen más en algunas franjas. Pero nada que no pasara ya antes.

Lo dicho. Hoy empieza el nuevo año, y quién sabe dónde estaré dentro de 365 días. ¿Seguiré aquí o estaré ya en el parque móvil?

viernes, 16 de diciembre de 2022

Plaza a concurso

Me tocarán no uno, sino muchos coches.

Hoy recibía un correo electrónico del jefe en el que me comunicaba lo que ya sabía, que próximamente va a haber un concurso de traslados, y que mi plaza sale próximamente a concurso, lo que significa que es muy posible que en algún momento de 2023 tenga que irme de donde estoy. ¿Cómo, pero tú no eras funcionario de carrera, con plaza y eso?

Sí, y me explico. Soy funcionario de carrera, y durante varios años mi plaza estuvo en el servicio para la inclusión, hasta que a principios de 2019 me mandaron contra mi voluntad al departamento de Acción Social creo que a Valoración de la Dependencia. Y digo creo porque nunca llegué a ir a ese sitio, ya que salió la posibilidad de coger una comisión de servicio en la sección de atención ciudadana, que es donde llevo trabajando 4 años. Y en febrero de este año cambié mi plaza (sin cambiarme yo) de Acción Social al Parque Móvil. 

Y digo que tendré que irme, porque como obtuve la plaza en febrero de 2022, yo hasta febrero de 2024 no puedo participar en otro concurso, de modo que si ese próximamente es dentro de este año que viene, yo no podré optar por la plaza que ocupo habitualmente y me tendré que ir a la mía.

Sin embargo esto tampoco es algo que me quite el sueño. O sea, donde estoy estoy muy a gusto, y gano algo más de lo que ganaría en el sitio nuevo, pero ahí no tendría que trabajar de cara al público ni coger tantas llamadas. Y aunque así como el teléfono lo odio, la atención al público a veces hasta me gusta, no tenerla será más relajado. Y al lado de casa.

Por otra parte, esto tampoco es algo que se vaya a hacer para ya. No tengo ni idea de plazos, pero extrapolando al último concurso, desde que recibimos los primeros correos diciendo qué plazas iban a salir (noviembre de 2020) hasta que tomamos posesión (febrero de 2022), pasó más de un año, así que a nada que esto sea parecido, aún tengo aquí para un año.

domingo, 28 de agosto de 2022

Fin de fiesta

 Luciendo corte de pelo.

Domingo por la noche, lo suyo sería comentar el fin de semana, pero igual esta semana no tiene demasiado sentido, ya que entre que empezó el jueves y que han sido fiestas, se difumina un poco todo (no, no hablo de borrachera, que en realidad apenas bebí, e incluso el viernes ni salí). En su lugar, toca hablar un poco de las fiestas en sí, que no las pillaba con demasiadas ganas y, como me lo esperaba, me lo he pasado aceptablemente bien, pero sin emocionarme como sí me emocionaron los regresos de otras cosas (como TdN o en su día el baloncesto). Lo bueno es que no ha habido ningún incidente gordo que me haya salpicado, y además la recaudación en la txozna ha sido muy buena. Si el jueves nos acercábamos a los 10.000 €, ayer rozábamos los 11.000. 

Pero lo mejor, sin duda, es que he podido estar con gente a la que solo veo en esta época del año y que esto ha sido otro paso en el retorno a la normalidad. Marijaia se nos va, volverá dentro de un año. 

viernes, 26 de agosto de 2022

Turno recaudatorio

¿Sería esta aberración la clave del éxito?


Comentaba el otro día el cambio de tendencia de gasto, y cómo las tardes habían adelantado a las noches en recaudación, pero que a veces más que por "mérito" de la tarde era "demérito" de la noche, y que lo que habían crecido las tardes no parecía compensar lo que habían menguado las noches. Sin embargo, ayer que tuvimos turno, se dio especialmente bien la cosa, y es que tuvimos la caja más sustanciosa que recuerdo haber hecho como responsable de turno, ya que a lo tonto a lo tonto nos quedamos cerca de recaudar 10.000 euros (cuando antes de la pandemia una tarde, creo recordar, solía andar por los 6000-7000).

Lo que sí hubo, y mucho, fueron consumiciones pequeñas, de 2-5 euros, pero que a poquitos iban sumando, y había momentos en los que los billetes de 5 y las monedas de euro aparecían por doquier, en un flujo constante.

A ver el sábado, y a ver el balance de fiestas, que tal y como tenemos las cuentas de la comparsa tras dos años sin actividad, falta nos hace.