La jungla de cristal: versión boy band.
Todo medido en su contexto. Asalto al poder es una película de Roland Emmerich, con todo lo que ello implica; un guión absurdo, que únicamente sirve como excusa para las escenas de acción, villanos que a la hora de la verdad sufren de retraso mental, incoherencias en una floja trama, secundarios hostiables, situaciones de vergüenza ajena y banderitas americanas. Salvando eso, y que Chaning Tatum no da el pego como tipo duro, la película es entretenida y palomitera, y cuando uno se mete a ver una película de este señor, tiene que saber qué es lo que va a ver. Además, los efectos especiales están logrados, y la espectacularidad visual de ver la Casa Blanca como un bebedero de patos está bastante conseguida, y me hizo gracia el guiño a Independence Day (a título anecdótico, la campaña publicitaria hablaba de "Asalto al poder" como "la mejor película de Roland Emmerich desde Independence day", que es un poco como decir "esto es lo mejor que me ha pasado desde aquella vez que cogí un tifus infeccioso y tuvieron que amputarme las dos piernas").
Pero nada de eso impide que el argumento sea una mierda y esté sujeto a crítica, por lo que procedo:
El protagonista es John Cale (al que en adelante llamaré McCale), un indisciplinado ex-militar divorciado que acude a la Casa Blanca a una entrevista de trabajo como miembro del personal de seguridad, y acude acompañado por su hija, una auténtica fan del presidente de los EEUU, una preadolescente que no se lleva muy bien con su padre, y solo le llama "John" (todo el mundo sabe que al final de la película le llamará "Papá"). Por otra parte está el presidente Sawyer, un presidente nigga buenrollista, entre cuyas polémicas medidas está la de retirar todas las tropas de Irán (del cheque-bebé no dicen nada pero se intuye).
Y al igual que pasaba en Air Force One, pero en tierra, los malos se hacen con el control de todo después de matar a todos los seguratas que no están en el ajo, algo a lo que ayuda que el malo sea el jefe de seguridad, Martin Walker. Pero a Walker le falta un día para jubilarse, así que ya sabemos todos que acabará la película muerto. De todas formas, si pones a James Woods de jefe de seguridad, no debería sorprenderte que te salga malvado. Además, son muy malos, y para mostrar lo malos que son, uno de ellos... ¡pega un tiro a un cuadro de Washington y se ríe!
Tras el tiroteo, solo dos personas se salvan de ser tomadas como rehenes: John McCale por un lado, y su hija por otro. McCale consigue liberar al presidente de las garras de los villanos (ojo, uno de ellos tiene bigote, lo que nos indica que será más duro), mientras que su hija se esconde para grabar a los malos y subirlos a Youtube, hasta que le interrumpe un mensaje de su madre "¿Hola cariño, te lo estás pasando bien con tu padre?". Claro, el país paralizado en un nuevo 11-S, y lo que le preguntas a tu hija es si se lo está pasando bien. Y de que en una Casa Blanca sitiada haya cobertura 3G, mejor no me meto...
Pero sigamos con McCale, que va correteando por la Casa Blanca mientras le persiguen los malos, hasta que consigue ponerse en contacto con el gabinete del Vicepresidente, y ahí le dicen el megaplan: huye por los túneles por los que Kennedy colaba a Marylin en la Casa Blanca, y te esperamos a la salida. Y yo me pregunto: ¿Si están esos túneles, y son tan seguros como para que el presidente pueda huir a pie, no tendría más sentido meter un equipo SWAT y...? Tsk, tsk, pensar, pensar...
Volvamos a los malos, uno de los cuales es un megahacker de la hostia, que introduciendo 123456789 (sic) consigue piratear todos los sistemas de la Casa Blanca, mientras el jefe de los malos pide, a cambio de no matar rehenes, 400 millones de dólares (más pide Bankia, así que no me parece tan malo)
Django reelected.
Ahora vamos a uno de los detalles más maravillosos de la película. Recordemos que la niña McCale había subido a Youtube el vídeo del secuestro, lo que como es lógico son unas imágenes que dan la vuelta al mundo, y por lo visto en la cabeza de Roland Emmerich es lógico que los medios estén repitiendo cada 5 minutos el nombre de la niña y pongan su foto en pantalla. Eso ayuda, por una parte, a que los sanguinarios terroristas sepan que tienen dentro una niña que los está grabando y posibilitando que la CIA sepa quiénes son (¡oh, tienen acceso a la tele!), y por otro, que alguien tenga la genial idea de decirle a McCale "mira la tele, así sabrás que los malos tienen motivos para hacerle cosas malas a tu hija, y en vez de pensar en la seguridad del presidente, tendrás otras cosas en la cabeza". Y vaya que si funciona, porque hasta el momento, McCale se habia olvidado de que tenía una hija. Aunque una vez se lo recuerdan, hace su escenita de "yo de aquí no me voy sin mi hija". Pero por desgracia McCale no puede evitar que en pleno acto de maldad, y como feroz represalia, los malos le confisquen el móvil a su hija. Y mira, lo de poner bombas, disparar a gente, tomar rehenes e intentar dar un golpe de Estado, tiene un pase. Pero lo de arrebatar el teléfono móvil a una niña... eso es maldad.
Sin embargo, el presidente es un hombre que está a la moda, y ya que acaba de salir el GTA, se les ocurre que podrían robar un coche, y dado que el coche del presidente es blindado y antibalas, no parece mala idea meterse ahí, así que se van al garaje y salen al patio a dar vueltas, pero no pueden salir, ya que la verja de la Casa Blanca (esto sí tiene sentido) es lo bastante robusta como para que no la pueda derribar un coche, por blindado que esté. Lo que sí la derriba es uno de los tanques de la guardia nacional, pero en vez de salir por el agujero, a McCale le parece mucho más lógico dar un bazooka al presidente para que haga un nuevo boquete en la verja (¡dije que haría un boquete para salir, y es lo que haremos!), y bajo un festival de balas, se dedica a corretear por el jardín de la Casa Blanca (literal la frase "una vuelta más a la fuente y salimos"). Pero el coche explota (no se puede esperar menos de un coche en una película de Roland Emmerich) y tienen que volver a meterse dentro de la Casa Blanca.
Esto me pasa por contratar sicarios que pierden capacidad de matar a medida que avanza la película.
Esta explosión, que se ve ante las cámaras, hace que todo el mundo dé al presidente por muerto, y tienen que nombrar como tal al vicepresidente, el cual ostenta uno de los mandatos más cortos de la Historia de los EEUU, puesto que los malos, por medio del hacker, consiguen volar el Air Force One, en el que viajaba. Y como no es Harrison Ford, pues... mala suerte. Nombran presidente a un Secretario de Estado, que por cierto es el jefe de McCale al principio de la película. Y su primera orden es "volad la puta Casa Blanca, que estos cabrones han matado al presidente y tienen los códigos para detonar los misiles nucleares, y la pueden liar petarda. Morirán 60 rehenes, pero la alternativa es peor".
Pero dentro de la Casa Blanca están todavía McCale, la niña y el presidente, y atando cabos, los malos descubren que la niña es hija de McCale, y tienen una herramienta para que les entregue al presidente. Y como en toda buena americanada, mientras McCale sufre una embolia por intentar pensar, el presidente decide sacrificarse heróicamente y se entrega para que no maten a la niña. El malo, entonces, le pone entre la bala y la pared y le obliga a decidir "abres el maletín con los códigos, o me cargo a la niña". Pero como estaría feo que mataran niños, o que el presidente cediera al chantaje, este se lanza contra el malo, y tras el forcejeo queda inconsciente, cosa que aprovecha el malo para abrir el maletín con la mano del presidente.
Así, el malo se dedica ufano a abrir el maletín, tras pegar un tiro al presidente, dicho sea de paso, pero McCale desbarata su plan con una sutil y elegante maniobra de distración: tan sutil como irrumpir a tiros con un todoterreno blindado en la sala oval, atropellando al malo. Al fin y al cabo, era algo parecido a un policía y le quedaba poco para jubilarse.
¿Y el presidente? ¿Está muerto? Por supuesto que no. La bala impactó casualmente en el reloj de Lincoln, regalo de su mujer, y sobrevivió. Todo felicidad y buen rollo, pero queda el detalle de los cazas que van a bombardear la Casa Blanca en 4 minutos. ¡Pero el presidente está vivo, no pueden hacer eso! Entonces la niña sale al patio a ondear la bandera presidencial, y como es la niña más famosa de Youtube, y además, una niña ondeando una bandera significa obviamente "no disparéis, el presidente sigue vivo", los pilotos de los cazas deciden que no van a ejecutar la orden presidencial, y se dan media vuelta sin disparar.
¡Y va a atacarnos!
Todo es buen rollo y felicidad, pero queda un cabo suelto. ¿Para quién trabajaba el malo? Pues para el Secretario de Estado que había llegado a presidente, y lo que quería era que las tropas estuvieran en Irán para que siguiera habiendo guerra. Esto lo deduce McCale, y se lo lanza a la cara al Secretario-Presidente. No tiene pruebas, pero se ha hecho amiguito del presidente, y con eso basta para que se lo lleven detenido. No en vano, es la democracia más grande del mundo.
Y con todo finalizado, el presidente, McCale y la niña, se van a dar un garbeo en helicóptero.