El lugar en el que puedes golpear al Rey de Inglaterra sin que te disparen.
Esta entrada llega como año y pico tarde, pues las fotos son de noviembre de 2008, de cuando visité Washington. Pero más vale tarde que nunca, y contaré cómo tuve ocasión de interactuar con personajes célebres.
Tras colaborar con la independencia americana, pude viajar a la Guerra de Secesión, pero está claro que elegí mal el bando:
General Lee, no se preocupe, hay un 50% de probabilidades de ganar la guerra: o la ganamos, o no la ganamos.
Y bueno, esa intromisión, y haber cooperado con el bando de los que hoy denominarían terroristas, me supuso una incómoda charla con los gerifaltes del FBI:
¿Así que usted es Edgar Hoover? Pues sepa que me encantan sus zumos.
Y claro, a resultas de esa foto, empezaron a echarme la culpa del asesinato de una de sus figuras históricas:
¡Señoría, esta foto está trucada!
Prometo que no fui yo el que asesinó al presidente aquel 15 de abril de 1865 en el teatro Ford. Es cierto que tampoco fue John Wilkes Booth, pero yo no fui. Además, se puede ver que Abe y yo nos llevábamos bastante bien.
Pero Abe, ¿para qué vas a ir al teatro pudiendo ir al baloncesto?
Entonces, si no fui yo y no fue Wilkes, ¿quién mató a Lincoln?
¡Ajá, el vil Rubén!
Una vez demostrada mi inocencia, debo decir que siempre me he llevado muy bien con los presidentes de los Estados Unidos. De hecho, cuando me preguntaron si iba a asesinar al presidente, puse "no". Algo quiere decir eso, ¿no?
En cambio, con quien me llevaba peor era con algunos deportistas, y en algún momento es cierto que perdí un poco los nervios, pues tengo mal perder.
Arriba, sugiriendo cosas al tito Bush. Lástima que justo después de eso cesara.
Abajo, apostando por el candidato ganador.
Abajo, apostando por el candidato ganador.
En cambio, con quien me llevaba peor era con algunos deportistas, y en algún momento es cierto que perdí un poco los nervios, pues tengo mal perder.
¡Estúpido golf!
El problema viene cuando soy yo el que gana, y alguno se lo toma a mal.
¡Está bien, no volveré a decir que el baseball es aburrido!
Afortunadamente, pude utilizar mis influencias y conseguir instrumental para defenderme.
Round 1, ¡fight!
Y bueno, tras mis desventuras con los ases del deporte, decidí poner algo de distancia de por medio, y dar un pequeño paso para el Jokin, junto con el hermano del ciclista-trompetista:
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