Realmente mi jarra era de Coca-Cola.
Al ser varias cosas de las que hablar (¡como esa nueva victoria de Bilbao Basket!) haré la típica entrada de fin de semana. La verdad es que casi podría empezarla el jueves, pues el viernes no tenía que trabajar, pero por seguir las tradiciones voy con el viernes por la tarde, que empieza con rol.
Empezamos una nueva campaña, en la Tierra Media, una ucronía en la que la historia del Señor de los anillos cambia mucho y la compañía del anillo (que hace la ruta del Oeste) se compone de Merry, Pippin, Faramir, Saruman, Balin y Beravor. Con Fate acelerado, muy divertida. Por la noche sigo por la lonja y juego, con estrepitosa derrota, una partida de Star Wars Rebellion, no sin antes darme el gustazo de convertir a Lando Carlissian en jedi.
El sábado por la mañana se me va un poco en nada y por la tarde mis planes de ir al cine se truncan cuando a medio camino me doy cuenta de que me he dejado la lavadora puesta y tengo que volver, así que vuelvo a casa, cuelgo la ropa y le doy un poco de caña al remake del Resident Evil 2 (demasiado bien hecho, da mucho miedo).
Por la tarde-noche a la carpa de Zorrozaurre, donde está montado el Oktoberfest. Lo que viene siendo sentarse en una mesa con cerveza y comida alemana, mientras una orquesta toca música (y cada dos por tres, el Ein Prosit).
Domingo por la mañana una victoria más sufrida de lo que parece contra Fuenlabrada, en la que Bilbao Basket juega muy mal pero ellos peor, y por la tarde una nueva entrega de la campaña de Warhammer, que se va acercando a su fin.
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