Con este título podría parecer que voy a contar alguna del trabajo, pero no. Es para hablar de esta película dirigida y protagonizada por Ben Affleck, que sin ser nada que vaya a pasar a la historia sirve para pasar el rato y tiene un par de puntos interesantes.
La acción se desarrolla en Charlestown, un barrio de Boston donde por lo visto atracar bancos es parte del folklore local, y precisamente una banda de atracadores, capitaneada por Ben Affleck es la que protagoniza la historia. Son rápidos, son eficaces, son jodidamente buenos en lo suyo.
Pero el problema viene cuando en una especie de síndrome de Lima (es como el síndrome de Estocolmo pero al revés, y presumiblemente más ácido) él se queda prendado por la pizpireta directora de la sucursal que atracan, y con la excusa de vigilarla para que no testifique, aprovecha para su campaña de acoso y derribo, con todas las complicaciones que eso implica, incluyendo querer alejarse de ese mundillo, enfrentarse a sus raíces, y todo eso.
Paralelamente, el FBI (los agentes "Humo negro de Lost" y "Protagonista de Mad Men") se dedica a ver por dónde pueden cogerles de las pelotas y hacer caer a la banda, con lo que Affleck se ve entre el dilema de abandonar una vida que ya no quiere, y que no se lo va a poner tan fácil, aderezado por las consecuencias de esa vida, en forma de cacería del FBI, y todo sin que se dé cuenta su novia.
La película es cierto que tiene algún momento algo lento o insípido, pero cuenta con escenas en que la acción es cuando menos trepidante, sobre todo la parte de las persecuciones, aunque también es cierto que a veces daba la sensación de estar viendo una demo del GTA Boston (lo cual es bueno) y que si algo no tiene la película es realismo. No falta de realismo en el sentido de fantasmadas visuales, sino por situaciones de la película que en el mundo real difícilmente serían de esa manera. Poco creíbles.
Pero el cómputo global es positivo y al menos sirve como alternativa amena para una tarde de domingo.
La acción se desarrolla en Charlestown, un barrio de Boston donde por lo visto atracar bancos es parte del folklore local, y precisamente una banda de atracadores, capitaneada por Ben Affleck es la que protagoniza la historia. Son rápidos, son eficaces, son jodidamente buenos en lo suyo.
Pero el problema viene cuando en una especie de síndrome de Lima (es como el síndrome de Estocolmo pero al revés, y presumiblemente más ácido) él se queda prendado por la pizpireta directora de la sucursal que atracan, y con la excusa de vigilarla para que no testifique, aprovecha para su campaña de acoso y derribo, con todas las complicaciones que eso implica, incluyendo querer alejarse de ese mundillo, enfrentarse a sus raíces, y todo eso.
Paralelamente, el FBI (los agentes "Humo negro de Lost" y "Protagonista de Mad Men") se dedica a ver por dónde pueden cogerles de las pelotas y hacer caer a la banda, con lo que Affleck se ve entre el dilema de abandonar una vida que ya no quiere, y que no se lo va a poner tan fácil, aderezado por las consecuencias de esa vida, en forma de cacería del FBI, y todo sin que se dé cuenta su novia.
La película es cierto que tiene algún momento algo lento o insípido, pero cuenta con escenas en que la acción es cuando menos trepidante, sobre todo la parte de las persecuciones, aunque también es cierto que a veces daba la sensación de estar viendo una demo del GTA Boston (lo cual es bueno) y que si algo no tiene la película es realismo. No falta de realismo en el sentido de fantasmadas visuales, sino por situaciones de la película que en el mundo real difícilmente serían de esa manera. Poco creíbles.
Pero el cómputo global es positivo y al menos sirve como alternativa amena para una tarde de domingo.
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