El salón de mi casa
En más de una vez me he referido aquí a las humedades que hacen crecer el suelo de mi salón, con montículos que bien podrían parecer el túmulo mortuario de una prostituta muerta. También he ido hablando de las no pocas obras que hemos tenido al respecto, y de cómo volvía a salir un nuevo bulto cada vez que dábamos el tema por finiquitado.
De hecho, la última vez que se hizo obra, acordamos con el casero que nos molestaba más la obra que el bulto, por lo que ahí se quedó el del hall. El tema es que ahora ha salido otro, aún mayor, en el pasillo/salón, y la solución pasa no por levantar y cambiar (como las anteriores veces), sino de levantar y bajar todo el sistema de cañerías, obra que se antoja más complicada. Y como quiera que el casero lo ha dejado a nuestra elección, creo que salvo que esto se convierta en insostenible, preferimos tener los bultos que la casa patas arriba por las obras.
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