Elige una película, elige ésta.
En 1996 Danny Boyle lanzaba Trainspotting, hoy una película de culto, sobre un grupo de heroinómanos en Edimburgo, maravillando al personal con su banda sonora y su filosofía nihilista sobre la vida y la sociedad. Había nacido una leyenda.
20 años después, el grupo se vuelve a reunir, con el carismático Renton, el amoral Sick Boy, el entrañable Spud y el peligroso Begbie, a los que es un placer volver a ver en una secuela que es redonda, pues consigue ser, aparte de todo un homenaje a su predecesora, una película divertida, con un ritmo trepidante, que hace reír cuando toca y mantiene en tensión en los momentos climáticos, con casi todos los elementos que triunfaron en Trainspotting (¡con el regreso del peor váter de Escocia!). Supongo que habrá quien pueda achacarle que se centra más en seguir con la historia de los personajes que en la incisiva crítica social, la cuál aquí pasa muy por encima, pero eso ya es cuestión de preferencias. La verdad es que yo la disfruté como un enano, y aunque no seré tan osado como para decir que es mejor que la primera, sí diré que disfruté viendo T2 tanto o más de lo que disfruté viendo la original.
Es genial y ha hecho que la espera merezca la pena.
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