Con actividades vintage.
Más que el fin de semana, fue el sábado el día hobbit. El viernes fue simple: siesta, visita a la lonja y cine.
El sábado tuvo dos actividades principales: andar y comer. Me levanté y fui un rato al gimnasio, a quemar las grasas que iba a obtener durante el día, pues era el cumpleaños del amigo Rubio, que tuvo a bien convocarnos en el wok, donde di buena cuenta de equivalente a tres salmones y la producción anual de arroz de Vietnam Sur. Para bajar la comilona nos fuimos a los billares de Deusto, y creo que llevaba literalmente desde los tiempos de la carrera sin jugar a billar. Me recordaba peor jugando.
Luego, con mi señora novia y unos amigos, nos pegamos la gran caminata, para aterrizar en una heladería del casco viejo, y vuelta a la lonja, para estar un rato y cenar unos pinchos, antes de que el cansancio hiciera mella y nos retiráramos, habiendo recorrido un total de 15 kilómetros a lo largo del día. Que no es poco.
Y hoy domingo, pues poca historia. Por la mañana caserismo, tele y paseo, y por la tarde más de lo mismo, pero con visita a la lonja, que he aprovechado para echar una partida de Orquesta Negra. Eso ha sido todo.
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