Esta sí es Lara Croft.
Por fin una película de Tomb Raider en condiciones. Vale que el listón no estuviera muy alto, y que las perpetradas por Angelina Jolie fueran un horror, lo que hace que ser mejor que aquellas fuera cosa fácil, pero creo que con esta nueva visión de Tomb Raider han conseguido hacer una película de acción muy digna.
Me quedo, sobre todo, con que dentro del contexto de lo que es una película basada en un videojuego, es una película razonablemente verosímil, con escenas de acción que te puedes llegar a creer, y una Lara Croft como tiene que ser: con cuerpo de atleta, no de modelo de pasarela o stripper de Las Vegas. Y todo esto sin que deje de resultar atractiva, lo que consiguen sin necesidad de que se pase media película luciendo carne.
Me gusta porque la hace creíble que Lara Croft es la hostia en verso sí, pero es humana. Los golpes le duelen, a veces tiene miedo, y la primera vez que tiene que matar a alguien, sufre por ello, porque es humana. Evidentemente, y es que no se le puede pedir otra cosa, la película va haciendo más concesiones a la fantasmada a medida que avanza. Pero eso va en el lote de ser una película que se llama Tomb Raider. Y hacia el final tiene alguna cosa que arquea la ceja, pero se la perdono.
Tiene también como punto a favor un gran villano encarnado por el siempre fabuloso Walton Goggins, y nos deja la semilla para una posible secuela, que si sale, observaré con interés.
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