Reparto de kilates.
Esta adaptación de la famosa novela de Frank Herbert, popularizada sobre todo por la versión de David Lynch de 1984, es una película llamada a ser uno de los taquillazos de la temporada, y aunque era un poco reticente a verla, pues mis anteriores experiencias con su director, Dennis Villeneuve (La llegada y Blade Runner 2049) habían sido muy negativas, me decidí a darle una oportunidad, que al fin y al cabo, aunque no soy un fan irredento, me gusta el mundo de Dune.
Sin entrar en detalles sobre la trama, debo decir que me parece que va de más a menos, con una primera hora soberbia, una presentación de los personajes que es sencillamente perfecta y una lección de cómo contar mucho con muy poco. Es un regalo visual (salvo las partes en las que se empeña en querer cegar a los espectadores con algunas escenas tan oscuras en las que no se ve una mierda), sobre todo por cómo muestra las naves, los planetas, los ejércitos... todo eso muy bien, de verdad. Pero digo que va de más a menos porque la última media hora se me terminó por hacer aburrida, y creo que esto se debe a dos factores; uno, no me termina de convencer el ritmo de las transiciones entre las últimas escenas, cuando parece que va a terminar y planta una escena, necesaria para la trama y supuestamente climática, pero que me daba la sensación de ser un poco pegote. Ojo, que no es que la escena en sí esté mal hecha, que en realidad no lo está, pero creo que narrativamente pillaba un poco a pie cambiado.
Por otro lado, y esto parece ser un poco un vicio del director, del que ya pecó, y mucho, en Blade Runner, es el abuso de planos largos, a mi parecer sosos, con el protagonista mirando al tendido con cara de pez, con monótonas piezas de Zimmer (en el aspecto sonoro me temo que esta película no resiste comparación con la de 1984). No llega a los extremos ridículos de Blade Runner 2049, pero sí que creo que me habría gustado más si abusara menos del recurso. Tampoco me gustaban mucho, pero no me puedo quejar de ello, pues esto es Dune y sabía dónde me metía, las escenas mesiánicas y de visiones de Paul Atreides. Y dicho sea de paso, si me tengo que quedar con algo que no me haya gustado nada, pero nada, es el actor elegido para hacer de Paul.
Del resto del casting nada que objetar, la verdad, pero sí que me queda la sensación, no sé si decir agridulce de que en una historia que va de que Paul Atreides se va al planeta Arrakis, lo que menos me haya gustado hayan sido precisamente Paul Atreides y las escenas del planeta Arrakis (que en realidad no es que me disguste, pero las partes que no eran en Arrakis me gustaban más).
Entonces, ¿diría que no me ha gustado? No es eso, pero sí que es cierto que, como comentaba al principio, me deja el regusto de ir de más a menos y que la última media hora me hiciera mirar ya un poquito el reloj. Pero al menos me ha interesado lo suficiente como para que vaya a ver la segunda parte cuando la estrenen, que (aviso a navegantes) no será una secuela, sino el desenlace de la historia, que está planteada directamente en dos mitades, de las que esta es la primera.
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