sábado, 25 de septiembre de 2021

Escapada a Puy du Fou

 
El pregonero leyendo las normas.

Vuelvo de una visita exprés a Toledo, a donde me desplacé ayer para ver este parque temático de la historia de España que se abrió el año pasado y que teníamos ganas de ver, de modo que cuando surgió la oportunidad, ahí que me he ido. El viaje en sí un poco matada, pero hoy me voy a ceñir a la visita al parque.

Hay que decir que tuvimos bastante suerte, pues el parte meteorológico amenazaba con unas lluvias torrenciales que nos podrían haber chafado el día, pero al final el tiempo estuvo estupendo. Además, el parque no estaba ni muchísimo menos lleno (por lo que nos comentaron, lo normal es que suela haber unas 7000 personas en un día bueno, ayer estábamos 3000), lo que permitía una visita sin colas y sin agobios (a lo de los agobios también ayudaba el no tener el achicharrante solazo toledano que pueda haber en agosto).

Opinión corta de la visita: una auténtica pasada. No es muy grande y en realidad tiene pocas cosas para ver, pero lo que tiene está muy cuidado y trabajado, con una decoración muy trabajada, lo que ayuda muchísimo a meterse en situación. Pero lo mejor, sin lugar a dudas, y lo que hace que la visita merezca la pena, son los espectáculos.

Cetrería de reyes: Como su nombre indica, una exhibición de aves amaestradas. Pero de quitar el hipo, con unos animales que se notaba que estaban bien cuidados, combinada con actores que teatralizaban una historia, en la que se integraban preciosas coreografías de águilas, vencejos, búhos... volando literalmente entre el público. Fue la primera que vimos y, aunque la menos espectacular, ya nos dejó con la boca abierta.

El último cantar: En el interior de un castillo de pega, pero tan bien hecho que hacía preguntarse si era algún antiguo castillo de verdad restaurado, nos ofrecían una representación del Cantar del Mío Cid en algo que podría llamar "teatro 360º", pues las gradas eran giratorias y el escenario, con diversos decorados, era un anillo alrededor de las mismas.

A pluma y espada: Si ya el anterior era vistoso, este espectáculo era directamente de quitar el hipo. En un decorado que simulaba un corral de teatros del Siglo de Oro, una historia protagonizada por Lope de Vega, que empezaba un poco tontorrona pero acababa siendo un show de batallas navales, con caballos, agua y un montón de elementos que me dejaron completamente embelesado.

Allende la mar océana: Este era un recorrido por la historia de Colón y su viaje a las Indias, pero un recorrido físico por las salas que iban contando la historia, con actores reales y una decoración móvil que realmente transmitía la sensación de estar recorriendo el Atlántico en una carabela del S. XV. 

Además de eso, también había conciertillos, cuentacuentos y una entretenida ginkana que nos hizo buscar partes del tesoro por todo el parque (¡pudimos hacerlo!) y nos tuvo un buen rato entretenidos. Además de eso, mucha tienda de souvenir, pero decoradas de manera que no te rompen la experiencia del parque y chiringuitos de comida, donde no comimos muy a gusto, pero en los que los precios (dentro del rango "clavada de parque temático") eran relativamente razonables.

Nos quedamos con la pena, aunque nos sirve como excusa para querer volver otro día, de no haber visto el espectáculo nocturno "El sueño de Toledo", pues las entradas se compran aparte y no quedaban. Pero viendo cómo era el resto, seguro que estaba muy bien.

Francamente contento con la visita, pardiez.

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