Concurso desierto

Nunca antes la palabra "desierto" sonó tan bien.

Hoy una buena noticia respecto a mi situación laboral. Mi vinculación con la Diputación Foral de Bizkaia es un contrato de interinidad, que significa "estás aquí hasta que un funcionario con plaza coja tu puesto y te largues", y estaba sujeta al concurso de traslados.

El concurso de traslados es una "oposición" interna, para que los que ya tengan plaza puedan cambiar de sitio, y los que tengan más puntos van eligiendo.

Yo eso ya lo sabía antes de entrar a trabajar aquí, aunque también sabía que, viendo el orden de preferencia en el que había sido elegida la plaza que ocupo, era poco probable que viniera un funcionario de carrera a decir "¡quita, caca, fuera, vais, vais, tusa, bicho!", pero la incertidumbre siempre quedaba.

Bien, ya han resuelto el concurso, y la plaza que yo ocupo ha quedado desierta, es decir, no la ha elegido nadie, con lo que sigue vacante, lo cual implica que mientras no se cubra, me sigo quedando yo, aferrado a la silla cual garrapata.

Y como el concurso de traslados no es algo que hagan precisamente todas las semanas, parece que me quedaré aquí para largo. ¿Quién sabe si, con suerte, hasta que vuelvan a sacar oposiciones?

¡Mola!