Ayer fue un día bastante tranquilito. Por la mañana dormir mucho, y de sobremesa capítulos de Dexter y partida de Galactica. Por la noche a dar una vueltilla, pero poco, que no había mucha gente. Así que la noche consistió en tomar un par de copichuelas en Moskotarrak, como suele ser habitual.
Y como la entrada queda un poco escasita, aprovecharé para contar la historia de cómo entré en Moskotarrak, y de cómo cambió mi manera de ver y de vivir las fiestas de Bilbao.
Era el lejano año 1999, y por aquel entonces andaba bastante con el grupo de gente con la que echábamos la partida de rol los fines de semana. Y un día salimos por ahí todos, y Ángel, uno de ellos, comentó que era comparsero, y nos llevó a Moskotarrak. Nos enseñó la txozna, nos contó lo de los turnos, y tal, y la verdad. La cosa parecía interesante. Nos propuso también la idea de apuntarnos, y me gustó, por lo que me apunté yo, y se apuntó una chica con la que salía yo por aquel entonces (más concretamente una chica con la que había empezado a salir ese mismo día). Pero como aquello fue el ultimo día de fiestas, pues no nos dio tiempo a comparsear demasiado.
Llegó el verano siguiente, y una serie de acontecimientos hicieron que por un lado nuestro contacto, se desvinculara de Moskotarrak, y además mi novia y yo lo dejamos al terminar el curso. Por lo que me encontré que estaba apuntado a una comparsa en la que no conocía a nadie. No obstante, me apunté a hacer turno, y pude convencer a mi entonces ya exnovia para que hiciera turno. La experiencia me gustó bastante, y aunque no conocía prácticamente a nadie, me quedé con las ganas de repetir lo de la barra al año siguiente.
Así que al año siguiente convencí a Baldrick para que se apuntara. Ya conocía a alguien. Al siguiente convencí a Giner, y otro año más tarde a Enrique. Poco a poco iba componiendo la cuadrilla.
Y así, con el paso de los años, y ya van con este 12, he ido reclutando gente para la causa de hacer turnos de txozna, actividad que la mayoría de la gente suele repetir, pues es algo bastante divertido. Y hoy me tocará encabezar al grupo de gente que he reclutado para esta edición.
Y como la entrada queda un poco escasita, aprovecharé para contar la historia de cómo entré en Moskotarrak, y de cómo cambió mi manera de ver y de vivir las fiestas de Bilbao.
Era el lejano año 1999, y por aquel entonces andaba bastante con el grupo de gente con la que echábamos la partida de rol los fines de semana. Y un día salimos por ahí todos, y Ángel, uno de ellos, comentó que era comparsero, y nos llevó a Moskotarrak. Nos enseñó la txozna, nos contó lo de los turnos, y tal, y la verdad. La cosa parecía interesante. Nos propuso también la idea de apuntarnos, y me gustó, por lo que me apunté yo, y se apuntó una chica con la que salía yo por aquel entonces (más concretamente una chica con la que había empezado a salir ese mismo día). Pero como aquello fue el ultimo día de fiestas, pues no nos dio tiempo a comparsear demasiado.
Llegó el verano siguiente, y una serie de acontecimientos hicieron que por un lado nuestro contacto, se desvinculara de Moskotarrak, y además mi novia y yo lo dejamos al terminar el curso. Por lo que me encontré que estaba apuntado a una comparsa en la que no conocía a nadie. No obstante, me apunté a hacer turno, y pude convencer a mi entonces ya exnovia para que hiciera turno. La experiencia me gustó bastante, y aunque no conocía prácticamente a nadie, me quedé con las ganas de repetir lo de la barra al año siguiente.
Así que al año siguiente convencí a Baldrick para que se apuntara. Ya conocía a alguien. Al siguiente convencí a Giner, y otro año más tarde a Enrique. Poco a poco iba componiendo la cuadrilla.
Y así, con el paso de los años, y ya van con este 12, he ido reclutando gente para la causa de hacer turnos de txozna, actividad que la mayoría de la gente suele repetir, pues es algo bastante divertido. Y hoy me tocará encabezar al grupo de gente que he reclutado para esta edición.
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