Hay veces en las que la coherencia es algo que brilla, a la vez que rima, por su ausencia. Parece ser el caso de una persona que llamaba hoy, con razón indignada, para exponer lo siguiente.
Había alquilado un inmueble a una familia, y se quejaba de que llevaban varios meses sin pagarle, que le habían provocado una serie de destrozos en la casa, y que estaban en pleno juicio de deshaucio. Razones, desde luego, no le faltaban para estar enfadada. Pero bueno, de ahí lo único relevante por la parte que a mis funciones tocaba, era que no pagaban el alquiler, puesto que si cobraban la ayuda de alquiler, procedería suspender y reclamar lo indebidamente cobrado por esta familia.
El problema reside en que ellos habían presentado justificantes de pago, teóricamente firmados por la casera, y persona con la que yo estaba hablando. Ella me decía que no le habían firmado nada, y que seguramente serían recibos falsificados. Probablemente fuera así, y no pongo ni por medio segundo en entredicho la palabra de esta señora, pero cortar una ayuda es algo muy serio, y no se puede hacer así como así. Por tanto, le he dicho que debería presentar la declaración por escrito de que ella es la propietaria del inmueble, y que ellos no le pagan. Porque si no, pues no se puede suspender.
Pero ella dice que lo que le importa es cobrar lo suyo, y no tanto que ellos dejen de cobrar. Una postura sobre la que se podría debatir, pero que al menos es coherente. Me ha parecido entenderle, ahí ya no estoy tan seguro, que su pretensión era que suspendiéramos la ayuda, para pagarle nosotros a ella la deuda contraída por los aviesos inquilinos. Por una larga serie de razones, eso es algo que no podemos hacer. En nuestra mano está el promover la suspensión, pero no el darle el dinero a otra persona. Pero bueno, le explico que para ella no es baladí, que no debería hacerle mucha gracia que haya por ahí unos recibos, supuestamente suyos, en los que pone que ella ha cobrado un dinero si eso no es así. Sobre todo porque esos recibos acaban después en Hacienda.
Pero dice que le da igual, que ya se preocupará por eso cuando tenga la sentencia y del Juzgado la manden a Hacienda, que ya ha hecho muchos papeleos, y que si no van a servirle para recuperar su dinero, no va a hacer más trámites.
Esto último es entendible hasta el momento en el que la situación comienza a adquirir un tono kafkiano y ella comienza a quejarse de que le parece una vergüenza que se les esté pagando una ayuda a esas personas, y que es lamentable que les demos dinero de los impuestos. Debo decir que le he explicado varias veces que sin su denuncia no podíamos suspender, y que con ese simple escrito ya consigue que el mes que viene no cobren esa prestación, pero ella insistía en su alternancia argumental [no pienso hacer más trámites/me parece fatal que les paguéis]. Al tiempo, también, que anunciaba su intención de acudir a todos los medios y prensa. A todos, menos al que debería acudir para poner solución al problema.
No pretendo ser irrespetuoso con ella, y entiendo que es una putada muy gorda alquilar el piso a alguien y encontrarse con ese pastel. Pero me parece, sinceramente, que su postura es de una incoherencia palmaria.
Por desgracia, no es el primer caso que veo de gente que se queja de fraudes concretos, pero cuando está en su mano denunciarlo prefieren no hacerlo. Y seguirse quejando.
Había alquilado un inmueble a una familia, y se quejaba de que llevaban varios meses sin pagarle, que le habían provocado una serie de destrozos en la casa, y que estaban en pleno juicio de deshaucio. Razones, desde luego, no le faltaban para estar enfadada. Pero bueno, de ahí lo único relevante por la parte que a mis funciones tocaba, era que no pagaban el alquiler, puesto que si cobraban la ayuda de alquiler, procedería suspender y reclamar lo indebidamente cobrado por esta familia.
El problema reside en que ellos habían presentado justificantes de pago, teóricamente firmados por la casera, y persona con la que yo estaba hablando. Ella me decía que no le habían firmado nada, y que seguramente serían recibos falsificados. Probablemente fuera así, y no pongo ni por medio segundo en entredicho la palabra de esta señora, pero cortar una ayuda es algo muy serio, y no se puede hacer así como así. Por tanto, le he dicho que debería presentar la declaración por escrito de que ella es la propietaria del inmueble, y que ellos no le pagan. Porque si no, pues no se puede suspender.
Pero ella dice que lo que le importa es cobrar lo suyo, y no tanto que ellos dejen de cobrar. Una postura sobre la que se podría debatir, pero que al menos es coherente. Me ha parecido entenderle, ahí ya no estoy tan seguro, que su pretensión era que suspendiéramos la ayuda, para pagarle nosotros a ella la deuda contraída por los aviesos inquilinos. Por una larga serie de razones, eso es algo que no podemos hacer. En nuestra mano está el promover la suspensión, pero no el darle el dinero a otra persona. Pero bueno, le explico que para ella no es baladí, que no debería hacerle mucha gracia que haya por ahí unos recibos, supuestamente suyos, en los que pone que ella ha cobrado un dinero si eso no es así. Sobre todo porque esos recibos acaban después en Hacienda.
Pero dice que le da igual, que ya se preocupará por eso cuando tenga la sentencia y del Juzgado la manden a Hacienda, que ya ha hecho muchos papeleos, y que si no van a servirle para recuperar su dinero, no va a hacer más trámites.
Esto último es entendible hasta el momento en el que la situación comienza a adquirir un tono kafkiano y ella comienza a quejarse de que le parece una vergüenza que se les esté pagando una ayuda a esas personas, y que es lamentable que les demos dinero de los impuestos. Debo decir que le he explicado varias veces que sin su denuncia no podíamos suspender, y que con ese simple escrito ya consigue que el mes que viene no cobren esa prestación, pero ella insistía en su alternancia argumental [no pienso hacer más trámites/me parece fatal que les paguéis]. Al tiempo, también, que anunciaba su intención de acudir a todos los medios y prensa. A todos, menos al que debería acudir para poner solución al problema.
No pretendo ser irrespetuoso con ella, y entiendo que es una putada muy gorda alquilar el piso a alguien y encontrarse con ese pastel. Pero me parece, sinceramente, que su postura es de una incoherencia palmaria.
Por desgracia, no es el primer caso que veo de gente que se queja de fraudes concretos, pero cuando está en su mano denunciarlo prefieren no hacerlo. Y seguirse quejando.
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