La cocina va cogiendo forma de cocina.
Las obras siguen su curso y la casa ya va teniendo forma de casa. Todavía con todo patas arriba, pero ya están hechas cosas como la fontanería y la instalación eléctrica. Ahora tenemos al carrpintero poniéndonos el suelo, con tarima flotante de jatoba (que espero que no me dé los problemas del suelo de Chezgarcía) y los rodapiés. Faltan las puertas, los muebles de la cocina y pintar.
Y el suelo va cogiendo forma de suelo.
También falta lo que es amueblar, aunque muchos muebles ya los tenemos, y la parte coñazo que es la mudanza, para la que todavía no me atrevo a hablar de plazos, que aquí uno sabe cuándo empiezan las cosas, pero no cuándo terminan. Pero lo que es de perogrullo es que cada vez falta menos.
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