Me encanta el olor a juego recién desembalado.
Como cualquiera podría deducir de la entrada de ayer, este fin de semana ha sido mi cumpleaños (como también se puede deducir qué me han regalado, junto con un simpático set para hacer un Joker de plastilina), y para celebrarlo una de comida italiana en una Trattoria que hay en el Campo Volantín (recomendable, por cierto, Trattoria Napolitana), y en parte la elección fue porque pillaba cerca de la siguiente etapa del camino: el casting para hacer de extra en la película Gernika. O mejor dicho, a la cola para el casting, que no era corta. Ya por el camino nos encontramos con un conocido que salía del casting tras haber hecho, según nos contó, 4 horas de cola.
No estuvimos tanto tiempo, solo una hora, pues en cuanto empezaron a calcular que sobrepasaban las previsiones, empezaron a repartir unas hojas de papel a la gente de la cola, en orden de llegada, avisando de que no entraría nadie más que los que tuvieran hoja. ¿Y quiénes fueron los primeros de la cola en quedarse sin papel? ¡Bingo!
De ahí nos fuimos, tranquilamente, hacia Miribilla, donde sufrimos un esperpento de partido sobre el que no me voy a extender en demasía (soy un cronista ventajista, solo comento cuando ganamos) y luego, con la gente del basket, una cenita "ligera" en el Foster´s Hollywood. De ahí la gente se fue marchando y los que quedábamos nos dirigimos a la fiesta ochentera de la Rockstar, pero por el camino, y dado que estaba ya al lado de casa (y cargado con los regalos después de todo el día) decidí retirarme.
Hoy el día ha sido más tranquilo, siendo lo más reseñable una visita al cine ("Una noche para sobrevivir", del subgénero "Liam Neeson matando") y luego a la lonja, a jugar al Blood Bowl Team Manager.
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