La familia feliz.
Hay un subgénero dentro del cine de terror que no me gusta nada, que es el de posesiones y casas con fantasma, lo que hacía que a priori esta película no me llamara demasiado. Pero eran tan buenas las críticas que estaba viendo, que me he animado a verla, para comprobar qué hay de cierto en los halagos que le echaban.
En serio, he debido de ver una película distinta a la que han visto ellos. Hay películas que te absorben y consiguen que el tiempo pase volando, y otras que hacen que estés mirando el reloj y deseando que llegue ya el final, o cuando menos caer dormido en la butaca para escapar al sopor.
Con hechuras de telefilme de sobremesa de Antena 3, la primera hora es un aburridísimo dramón familiar, con un ritmo lento y tedioso, que lejos de hacer empatizar con los personajes, haces que desees que la casa explote con ellos dentro. Cuando empiezan a pasar cosas raras, se convierte en una película de sucesos sobrenaturales... nivel telefilme de Antena 3, y hacia el final tiene algo de chicha, pero para entonces todo el interés por la película se ha desvanecido. Por último, el cierre es una patochada que termina de abofetear al espectador, y solo falta un plano secuencia del director mirando a la cámara y descojonándose mientras señala con el dedo.
Puede que sea una de esas películas que le gusta a todo el mundo menos a mí (toda película de éxito tiene alguien a quien no le gusta y esta vez me ha tocado ser a mí), o puede que una campaña de marketing bien orquestada haya elevado al éxito una cinta que no debería haber pasado del videoclub. En cualquier caso, cada uno que se forme su propio criterio, pero yo tengo muy claro que si lo llego a saber, me ahorro la visita al cine.
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