Balvin, convertido en Geralt de Rivia, parecía un adulto jugando contra niños.
Clásico del domingo por la noche.
El viernes por la tarde estuve un rato agusanado en casa, antes de ir a pasar el rato a la lonja, haciendo tiempo hasta la hora a la que había quedado para ver Onward y luego cenar. Tras eso, como era pronto, tomando unas cañas por Indautxu.
El sábado tocaba madrugar, pues había plan de casa rural, en Erbi (Álava). A las 9:00 quedamos para ir al Makro a por provisiones, de ahí a la casa, donde intento sin éxito (¡maldito frío!) echar una siesta.
Para comer, barbacoa, poniéndonos como el Tato a secreto ibérico y luego charleta de sobremesa, que se prolonga hasta la 1 de la madrugada. En principio mi plan era pernoctar ahí, pero el frío y la alegria provocada por la sobredosis de perros en la casa, me hacen unirme a uno de los coches que volvían ese día a Bilbao.
Eso lo agradecí mucho cuando el domingo por la mañana, en vez de levantarme pronto e ir a Amurrio a por el tren, como estaba previsto, despierto en mi cama, lo que me permite vaguear hasta la hora del partido de baloncesto, un comodísimo Bilbao Basket - Obradoiro (99-72) en el que vemos una de las victorias más holgadas que hemos tenido en muchísimo tiempo.
Por la tarde, una partida al Star Wars Rebellion y luego un paseo con mi señora novia, celebrando el 8º aniversario (¡que se dice fácil!).
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