Para mear y no echar gota.
Hoy, volviendo del gimnasio, me ha sorprendido ver en el portal este cartel, en el que se comunica que algún habitante de mi escalera está teniendo a bien marcar su territorio de forma primaria, en rellano, escaleras y ascensor, lo cual viene siendo, en términos suaves, una gorrinada.
La verdad es que yo no me había dado cuenta del tema, dado que el ascensor suelo usarlo poco y la mascarilla dificulta el olfato, pero atando cabos es cuando uno piensa que algunos charquitos que ha habido alguna vez en el ascensor no se debían, como era lógico pensar, al goteo del paraguas, sino a otro tipo de goteo mucho más orgánico.
Hablando con otro vecino, ya me ha comentado, que se sabe quién es, alguien que tiene costumbre de volver a casa embriagado por los efluvios del alcohol, y parece ser que lo de esperar a llegar a casa, como hacemos los demás, le debe de parecer muy poco original.
En fin, ya veremos en qué acaba todo esto.
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