El viernes terminó, tras 10 años en antena, una de mis series favoritas, y una de las series españolas más longevas, con permiso de Goenkale, en una 12ª temporada que pasó, sin pena ni gloria, por culpa de la "maravillosa" gestión de Telecinco.
Antes la echaban los lunes, a veces era los martes, pero siempre entre semana, hasta que hace un par de años alguna mente pensante tuvo la idea de plantarla los viernes, lo cual ya me obligó a grabar los capítulos y verlos siempre en diferido. Pero el ninguneo que la serie, otrora producto estrella de la cadena, ha sufrido esta temporada, no ha tenido nombre. No contentos con relegarla a la noche del viernes, las matrimoniadas retrasaban sistemáticamente el inicio del capítulo, con un retraso medio de 35-40 minutos, algo que en Telecinco es sistemático, ya sin entrar a valorar el carrusel de anuncios, que incluso tapaban la propia serie, llegaban a los extremos de sospresivamente dejar de emitir capítulos para echar interesantes y productivas entrevistas a Julián Muñoz, así como reportajes y debates al respecto, y otras veces, para quitarse la serie de en medio, emitían capítulo doble, y tan panchos. De igual forma, se nota el maltrato a la serie en lo precipitado del final, metido un poco con calzador, indigno de una serie como ésta.
Una pena, ya que, como he dicho, esta ha sido una de mis series favoritas, que veía fielmente cada semana, y que pese a su pasmosa falta de realismo y rigor (todo parecido con la realidad era de chiripa), tenía un algo especial, unos personajes con carisma (inolvidable Francesc Orellá en el papel de Telmo Chacón), unos secundarios con cierta gracia (mención especial para Joaquín Climent como Pascual Moreno), y unas tramas bastante ingeniosas, con capítulos muy buenos. Es cierto que se dejaban muchas veces tramas colgando, pero a veces los guionistas jugaban muy bien con el espectador.
La serie fue evolucionando. Nació sin saber muy bien sin tirar hacia lo serio o la comedia (sin llegar a "los hombres de paco"), y el Gerardo Castilla (Tito Valverde) de los primeros capítulos, más cazurro y metepatas, fue evolucionando al líder sabio y cabal, en quien sus hombres confiarían ciegamente, así como el que en principio parecía llamado a ser el protagonista, un policía novato, Julio Ponce (encarnado por Tristán Ulloa) fue cediendo en favor de dos personajes que fueron tomando gradualmente más protagonismo, hasta convertirse en el eje de la serie. Hablo, cómo no, de Charlie (Juanjo Artero) y Pope (Marcial Álvarez).
Antes la echaban los lunes, a veces era los martes, pero siempre entre semana, hasta que hace un par de años alguna mente pensante tuvo la idea de plantarla los viernes, lo cual ya me obligó a grabar los capítulos y verlos siempre en diferido. Pero el ninguneo que la serie, otrora producto estrella de la cadena, ha sufrido esta temporada, no ha tenido nombre. No contentos con relegarla a la noche del viernes, las matrimoniadas retrasaban sistemáticamente el inicio del capítulo, con un retraso medio de 35-40 minutos, algo que en Telecinco es sistemático, ya sin entrar a valorar el carrusel de anuncios, que incluso tapaban la propia serie, llegaban a los extremos de sospresivamente dejar de emitir capítulos para echar interesantes y productivas entrevistas a Julián Muñoz, así como reportajes y debates al respecto, y otras veces, para quitarse la serie de en medio, emitían capítulo doble, y tan panchos. De igual forma, se nota el maltrato a la serie en lo precipitado del final, metido un poco con calzador, indigno de una serie como ésta.
Una pena, ya que, como he dicho, esta ha sido una de mis series favoritas, que veía fielmente cada semana, y que pese a su pasmosa falta de realismo y rigor (todo parecido con la realidad era de chiripa), tenía un algo especial, unos personajes con carisma (inolvidable Francesc Orellá en el papel de Telmo Chacón), unos secundarios con cierta gracia (mención especial para Joaquín Climent como Pascual Moreno), y unas tramas bastante ingeniosas, con capítulos muy buenos. Es cierto que se dejaban muchas veces tramas colgando, pero a veces los guionistas jugaban muy bien con el espectador.
La serie fue evolucionando. Nació sin saber muy bien sin tirar hacia lo serio o la comedia (sin llegar a "los hombres de paco"), y el Gerardo Castilla (Tito Valverde) de los primeros capítulos, más cazurro y metepatas, fue evolucionando al líder sabio y cabal, en quien sus hombres confiarían ciegamente, así como el que en principio parecía llamado a ser el protagonista, un policía novato, Julio Ponce (encarnado por Tristán Ulloa) fue cediendo en favor de dos personajes que fueron tomando gradualmente más protagonismo, hasta convertirse en el eje de la serie. Hablo, cómo no, de Charlie (Juanjo Artero) y Pope (Marcial Álvarez).
¿Starsky y Hutch? No, Márquez y San Juan.
Por la serie pasaron muchos personajes y actores. Algunos murieron; Clara Osma, (Lucía Echevarría), Ángela Alonso (Pilar Punzano) o el propio Telmo Chacón; otros se retiraron o jubilaron, como Pascual Moreno (Joaquín Climent), Rita (Charo Zapardiel), Lupe (Margarita Lascoiti); los hubo que fueron expulsados del cuerpo o encarcelados, Horacio Abarca (Diego Molero), Lola Écija (Mar Regueras); o se fueron a otro destino, es el caso de Andrés Casqueiro (Jaime Puyol), Tina Mariño (Laura Domínguez) o Joserra García Arregui (Manu Fullola), Geli Chamorro (Marisol Membrillo) o el citado Julio Ponce (Tristán Ulloa). Otros, en cambio, simplemente dejaron de aparecer en la serie, como Sabino (Bruto Pomeroy), Valero (Arsenio Luna) o Elena Serrano (Zutoia Alarcia). Como curiosidad, el único personaje que ha permanecido en la serie desde el primer capítulo, además del Comisario, Charlie, Pope y Laura (Elena Irureta) es un figurante. ¿Alguna vez alguien se fijó en ese policía de bigote y piel muy morena que se paseaba de vez en cuándo por la comisaría? Pues ha salido desde el principio.
Otros, en cambio, vinieron para quedarse, y aguantaron hasta el final de la serie, como es el caso de Mikel Miralles (Patxi Freytez), Lucas Aguilar (Fernando Andina), Elo (Cristina Perales), Eva Ríos (Rocío Muñoz), Vanessa Santana (Iris Díaz) o Pepa Romero (Eva Martín) entre otros.
En 10 años y 184 capítulos la serie tocó los temas más variopintos (asesinatos, violaciones, drogas, contrabando, mafias internacionales, corrupción urbanística...) y probablemente no quede en todo el Código Penal delito que no haya sido cometido en la ficticia San Fernando, donde se desarrolla la serie, y que contaba, sin duda, con el cuerpo de policía más eficiente del país.
Puede que la serie no tenga los medios económicos de grandes superproducciones como Perdidos, Roma o Battlestar Galactica, puede que las tramas no fueran todo lo verosímiles que debieran o que algunas actuaciones, especialmente de algunos actores secundarios, dejaran que desear, y puede que quedara muy pobre el efecto de ver cómo un actor saliera varias veces con personajes distintos (hasta 3 le conté a Carlos Manuel Díaz), o que un mismo personaje cambiara de actor a mitad de la serie, pero tenía su aquel, y sobre todo, tenía una gran ventaja sobre las series policiacas extranjeras, y es que al estar ambientada aquí, resultaba más fácil empatizar, y el ligero toque de culebrón que adquiría a veces, también ayudaba a engancharse. Y que algunos capítulos sí eran realmente buenos y con tramas inteligentes, que todo hay que decirlo. Y otro mérito de la serie tal vez sea que han sabido estar a la par de la actualidad, tratando temas que más o menos estaban a cada momento en el candelero.
Pero toda serie de televisión se acaba terminando, y esta vez tocó el turno a "El Comisario".
Otros, en cambio, vinieron para quedarse, y aguantaron hasta el final de la serie, como es el caso de Mikel Miralles (Patxi Freytez), Lucas Aguilar (Fernando Andina), Elo (Cristina Perales), Eva Ríos (Rocío Muñoz), Vanessa Santana (Iris Díaz) o Pepa Romero (Eva Martín) entre otros.
En 10 años y 184 capítulos la serie tocó los temas más variopintos (asesinatos, violaciones, drogas, contrabando, mafias internacionales, corrupción urbanística...) y probablemente no quede en todo el Código Penal delito que no haya sido cometido en la ficticia San Fernando, donde se desarrolla la serie, y que contaba, sin duda, con el cuerpo de policía más eficiente del país.
Puede que la serie no tenga los medios económicos de grandes superproducciones como Perdidos, Roma o Battlestar Galactica, puede que las tramas no fueran todo lo verosímiles que debieran o que algunas actuaciones, especialmente de algunos actores secundarios, dejaran que desear, y puede que quedara muy pobre el efecto de ver cómo un actor saliera varias veces con personajes distintos (hasta 3 le conté a Carlos Manuel Díaz), o que un mismo personaje cambiara de actor a mitad de la serie, pero tenía su aquel, y sobre todo, tenía una gran ventaja sobre las series policiacas extranjeras, y es que al estar ambientada aquí, resultaba más fácil empatizar, y el ligero toque de culebrón que adquiría a veces, también ayudaba a engancharse. Y que algunos capítulos sí eran realmente buenos y con tramas inteligentes, que todo hay que decirlo. Y otro mérito de la serie tal vez sea que han sabido estar a la par de la actualidad, tratando temas que más o menos estaban a cada momento en el candelero.
Pero toda serie de televisión se acaba terminando, y esta vez tocó el turno a "El Comisario".
2 comentarios:
Bueno, que no parezca que eres el único fan de El Comisario, por lo menos somos dos en este mundo. Totalmente de acuerdo con lo que escribes, la serie no merecía acabar así. Dicho esto, creo que la serie empezó a perder mucho ya hace un par de temporadas cuando Telecinco cambió a los guionistas.
Senén
Hay muchos fans aunqe no lo parezca jajaj, pedao serie, diria q el mjor es pope pero claro, telmo, charlie, paskual, mikel....tos m kaian bien tio...pa una cosa buena en la 5 y la jodieron, paz
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