Las obras siguen su curso, en esta historia interminable. Y ayer recibíamos la visita otra vez del carpintero, quien en vista de los innumerables bultitos que había en esa zona, tuvo a bien levantar casi todo el comedor. Como se ve en la foto, éste luce ahora un aspecto blanco-cementoso de lo más innovador.
Ahora toca esperar que se seque el cemento, una siempre divertida visita del fontanero, más tarde vendrá alguien a tapar y acuchillar (siempre me ha sonado muy mal eso) y finalmente barnizar, lo que nos obligará a estar otra vez en el exilio. Y una vez todo haya terminado, a recolocar los muebles, con la esperanza de que no vuelvan a salir esos odiosos bultos del suelo.
Ahora toca esperar que se seque el cemento, una siempre divertida visita del fontanero, más tarde vendrá alguien a tapar y acuchillar (siempre me ha sonado muy mal eso) y finalmente barnizar, lo que nos obligará a estar otra vez en el exilio. Y una vez todo haya terminado, a recolocar los muebles, con la esperanza de que no vuelvan a salir esos odiosos bultos del suelo.
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