6: El terreno está lleno de barreras a prueba de zombis.
La falta de coordinación de los zombis, unida a la incapacidad de ver en la oscuridad (todavía no hemos tenido zombis infrarrojos, pero la hostia, ¡reclamamos los derechos intelectuales de la idea!) acabaría con la suerte de incontables zombis en cualquier área del exterior que no sea un aparcamiento. Es un grupo que no sabe encontrar carreteras ni puentes, y simplemente se pasean sin rumbo fijo. Las montañas, los ríos principales y los cañones se convertirían rápidamente en el hogar de pilas de zombis destrozados, estropeando las vistas escénicas. Incluso si los zombis tuvieran la precaución de no caminar por los acantilados, o los rápidos de los ríos durante el día, la caída de la noche acabaría por hacerles meterse en ríos, o caerse de acantilados o puentes. Disminuyendo así su número.
Pero incluso en las agradables ciudades, planas y pavimentadas, donde podría parecer que las personas estarían especialmente jodidas, el terreno obra en favor de los vivos. La Historia nos ha enseñado que en las situaciones más horribles la gente no actúa como los idiotas asustadizos que son presa del pánico en las películas de terror. En las ciudades la gente probablemente se congregaría en los niveles más altos de los rascacielo, donde la invasión puede ser puesta a raya con unas simples puertas de seguridad. Incluso las propias calles mantendrían a los no muertos en líneas rectas y visibles, siendo fáciles de abatir por francotiradores, o simplemente policías aburridos que esperan a que se termine la cuarentena lanzando material de oficina a los no muertos desde los pisos de arriba.
"¿Cree usted que podremos lanzar sillas por aquí?"
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