Quería ser honesto, pero no hay manera.
Una película bastante menos violenta de lo que puede sugerir el título (hace alusión a que el 1981 en el que se desarrolla fue un año bastante puñetero en New York), nos cuenta la historia del empresario Abel Morales (Oscar Isaac) que está casado con la hija de un mafioso (Jessica Chastain) y trata de llevar su negocio de combustibles de la forma más honrada posible, enfrentándose a una serie de circunstancias que se lo impiden y le obligan a cruzar una línea que no desea cruzar.
Una película bastante decente, con aires de cine de gángsters y un carismático dueto protagonista (si bien resulta curioso ver a Oscar Isaac, con ese aire de perdedor triste que mostraba en Ágora y sobre todo en A propósito de Llewin Davis, haciendo de triunfador de los negocios). La historia se desarrolla con fluidez y tiene momentos geniales (lo mejor, las persecuciones), siendo una lucha contrarreloj del protagonista que debe luchar en un plazo muy corto para conseguir un dinero con el que salvar su imperio. Se puede ver.
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