No parece tan grave, pero bien no pinta.
Llegar a casa, intentar encender el ordenador y no poder es uno de los horrores de la vida moderna. Justo lo que acaba de suceder (ahora escribo desde el móvil). Así que, por pereza que me dé, mañana toca visita a la tienda de informática. A ver qué es y cuánto cuesta arreglarlo.
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