¿Alguien dijo Gurtel?
Política y mafia tienen mucho en común, y eso es algo que vemos a menudo en España, con auténticas bandas criminales (a veces con sentencias y todo) en el Gobierno y testigos o implicados que mueren de forma misteriosa (que no digo yo que todos, pero es que hay demasiados muy cantosos). Y de esto va El Reino, un thriller en el que nos muestran una trama de corrupción política y la colección de puñaladas internas que hay dentro del partido cuando salen escándalos a la luz y se convierte aquello en un sálvese quien pueda.
Aquí el protagonista es Manuel, un hombre del partido que lleva toda la vida haciendo lo que mejor sabe: vivir a todo tren viviendo de saquear lo público y se postula como candidato para suceder al presidente de su Comunidad Autónoma (la cual, igual que el partido político al que pertenece, dejan a la imaginación del espectador) hasta que salta la liebre, un compañero de partido es detenido y unas grabaciones suyas salen a la luz y le ponen en el centro del huracán, recibiendo palos judiciales, policiales, periodísticos y de su propio partido. Pero aquí "o jugamos todos o pinchamos el balón" es lo que piensa Manuel, que acaba enfrentado a su propio partido, en una escalada que le meterá en una dinámica muy peligrosa.
Y así transcurre la historia, que a pesar de su final abrupto va claramente de menos a más y tiene escenas como la de la casa en Andorra o la entrevista en directo que atesoran una gran tensión y me parecen muy bien llevadas. Tiene también su concesión al cine más peliculero, pero en general es bastante creíble, pues aunque no parece simular a nadie en concreto, son estereotipos de la política española muy reconocibles.
Y bueno, que no sé si será casualidad o no, pero en la escena de Luis Zahera en el yate me era imposible ver a alguien que no fuera ese gran fan de la serie de Netflix Narcos que es Núñez Feijoo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario