Recuerdo del bodorrio.
Venga, voy con el viernes, del que cabe destacar que fue la celebración cumpleañera de mi señora novia en el restaurante tailandés, con la consiguiente entrega de regalos.
De ahí salto ya al sábado, que por la mañana tuvo salón del cómic (como comenté ayer) y por la tarde autobús, pues me iba a Madrid, con motivo de la boda de Manu y Pilar.
La boda, que no tenía ceremonia, solo copas y cenas, era temática de cine y durante la misma había una miniescape room, de los Cazafantasmas, cuyo premio era una figurita como la de la foto.
Luego de fiesta y copas, pero a la 1:30 me marché, pues tenía que coger el autobús de vuelta, ya que el alojamiento estaba demasiado caro. Pero el viaje de vuelta en autobús fue el horror. Y fue el horror por que existe gente a la que no le entra en la cabeza que por muy reclinable que sea el asiento, NO PUEDES HACERLO SI LE APLASTAS LAS PIERNAS AL DE ATRÁS.
Yo subí en Avenida América, y me cogí el asiento de la última fila, que va solo, para ir cómodo. Pero en Barajas se subió una chica delante, que se empeñaba, a pesar de la oposición de mis rodillas, en reclinar el asiento. No paraba de bufar y quejarse, e incluso llamó a la azafata para quejarse de que no podía invadir mi espacio. La azafata, por buscar una solución, nos comunicó que había un sitio libre delante del todo, y me preguntó si me quería cambiar. Por tener la fiesta en paz y facilitarle su trabajo, acepté.
Error.
En la primera fila, al lado del conductor, hay más luz, y el conductor tenía la música a tope. Tonto de mi, tenia que hacerle dicho que se cambiara ella, pero no caí en la cuenta, y pasé el viaje (de 2:15 a 6:15) sin poder pegar ojo y con un terrible dolor de cabeza.
Entre una cosa y otra llegué a casa, me acosté y no me dormí hasta las 7, pero en vez de dormir un carro de horas, a las 10:30 ya estaba en pie, lo que me ha supuesto pasar el día zombi perdido, con la mañana reptando en el sofá, y por la tarde en la partida de rol (la campaña de Warhammer) mirando un poco a los dados como las vacas al tren.
Lo bueno que mañana me lo cogí libre, y hoy podré descansar en condiciones.
Yo subí en Avenida América, y me cogí el asiento de la última fila, que va solo, para ir cómodo. Pero en Barajas se subió una chica delante, que se empeñaba, a pesar de la oposición de mis rodillas, en reclinar el asiento. No paraba de bufar y quejarse, e incluso llamó a la azafata para quejarse de que no podía invadir mi espacio. La azafata, por buscar una solución, nos comunicó que había un sitio libre delante del todo, y me preguntó si me quería cambiar. Por tener la fiesta en paz y facilitarle su trabajo, acepté.
Error.
En la primera fila, al lado del conductor, hay más luz, y el conductor tenía la música a tope. Tonto de mi, tenia que hacerle dicho que se cambiara ella, pero no caí en la cuenta, y pasé el viaje (de 2:15 a 6:15) sin poder pegar ojo y con un terrible dolor de cabeza.
Entre una cosa y otra llegué a casa, me acosté y no me dormí hasta las 7, pero en vez de dormir un carro de horas, a las 10:30 ya estaba en pie, lo que me ha supuesto pasar el día zombi perdido, con la mañana reptando en el sofá, y por la tarde en la partida de rol (la campaña de Warhammer) mirando un poco a los dados como las vacas al tren.
Lo bueno que mañana me lo cogí libre, y hoy podré descansar en condiciones.
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