El rayo no aparecía.
El lunes pasado apoteósico, pues unido a la enfermedad que me tuvo toda la semana en la cama apareció un problema con el móvil (Un BQ Aquaris U2 que compré en octubre), y es que lo enchufaba al cargador y no cargaba. No salía el icono del rayo, el piloto rojo que se suele encender al enchufarlo se encendía de forma intermitente y lo que es peor, la batería no cargaba.
Probé con otros cargadores, otros enchufes y otros adaptadores y nada. Y esos mismos enchufes, cargadores y adaptadores, iban perfectamente con otros dispositivos. En efecto, era problema del móvil.
Me empiezo a cagar en lo más barrido: móvil nuevo y ya estropeado. Lo cubre la garantía, claro, pero llamar al servicio técnico supone tener que mandarlo, estar un par de semanas sin él y que te lo devuelvan formateado. Serio engorro.
Consigo, a ratos, enchufarle el cargador de forma acrobática y a veces sí que carga. Entre eso, y que no lo toco casi nada, sobrevive hasta que ya recuperado y sin fiebre (las desgracias nunca vienen solas) buceo un poco por Internet y veo problemas parecidos, con soluciones que me sirven para parchear. Procedo a probar y veo que si el móvil está encendido no carga, pero que si está apagado sí, si lo cargo por USB con el ordenador.
Doble alivio. Por una parte veo que es problema de software y no de hardware, y por otra que el móvil no muere del todo. Incluso descubro que si apago el móvil, lo enchufo al ordenador y lo enciendo, sí que se carga. No es la solución óptima, pero algo es.
Pero ahora llega cuando la matamos. El viernes por la noche al acostarme, por no andar con el ritual del ordenador a esas horas, activo el modo ahorro de energía, con la idea de por la mañana hacer lo del ordenador.
Pues bien, cuando por la mañana quito el modo ahorro de energía y hago la prueba de enchufarlo al cargador normal, a ver si cuela, veo que el problema se ha solucionado mágicamente y el teléfono se carga ya con completa normalidad.
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