Lightning, protagonista de un juego bastante coral.
La saga Final Fantasy, otrora una de mis favoritas, hace muchísimo que entró en una clara decadencia, cuando "decadencia" significa "ya no me gusta tanto como antes", y esta decimotercera entrega, que tiene ya sus 10 añitos largos, es uno de los exponentes de esta decadencia. Pero vamos al tema, que por fin, después de todo este tiempo (creo que lo compré hace 8-9 años y ahí estaba, esperándome en la balda) lo he podido jugar y lo que procede es dar mi opinión al respecto.
He de decir que este juego tenía una cosa a su favor, y es que no me esperaba absolutamente nada de él. De hecho, no era esta la primera ni la segunda vez que intentaba jugarlo, sino la tercera, pues el comienzo siempre me daba una pereza brutal, debido a su linealidad. En serio, este juego no es que rompa con el concepto de exploración más o menos libre, con sensación de mundo abierto, que tenían los juegos antiguos de la saga, sino que durante muchísimas partes del juego es literalmente un pasillo en el que solo cabe limitarse a avanzar, aporrear un botón en los combates y seguir avanzando entre cinemática y cinemática. Avanzado el juego remedian eso un poco, pero poco. Es exageradamente lineal.
No todo es malo, ojo. Los gráficos han soportado con bastante holgura el paso de los años, la música no desmerece y la historia es interesante, con unos personajes que podrán gustar más o menos pero se les ha intentado dar profundidad, historia, motivaciones... O sea, como walking simulator no habría funcionado mal del todo, pero como juego es un patinazo gordo.
Digo esto no solo por la excesiva linealidad, sino porque el sistema de combate es una verdadera basura. Ya de entrada, aunque el grupo es de tres personajes, solo manejamos al principal, y los otros actúan más o menos según las directrices que les indicamos, pero a su bola. La estrategia básicamente consiste en aporrear el botón hasta que los bichos mueren, y aunque más o menos hay un cierto componente táctico en cambiar de formación, el 99% de los combates se reducen a me quedo mirando el móvil con una mano mientras con la otra doy al botón de matar.
Si bien, lo peor no es eso. Lo peor es que por alguna estúpida razón, cada vez que la vida del líder (el que manejamos) baja a 0, nos sale un game over. O sea, si cae fuera de combate uno de los otros dos, el combate sigue y se le puede reanimar. Pero si baja la vida del principal a 0, no importa que los otros dos estén a tope de salud y con el enemigo a 1 punto de vida: bajarán los brazos como lerdos y se darán por vencidos.
No importa lo que pase, siempre que no se nos muera Lightning.
Pero hay otra cosa que hace que el juego sea aún peor, y es que la dificultad está muy mal calibrada. Durante la mayor parte del juego nos basta con amaestrar a un chimpancé para que se limite a dar a los botones de "avanzar" y "matar", porque además de pasillero es ridículamente fácil. Pero de vez en cuándo, al juego se le va la olla y nos planta un bicho inmatable, que no nos deja seguir con la historia y nos obliga a pasar horas matando enemigos secundarios para subir de nivel y poder enfrentarnos al bicho gordo. Esto fue especialmente clamoroso en el malo final, con el que, harto de morir porque sí varias veces (hay un límite de veces que puedo soportar el "lo tengo contra las cuerdas, va a caer... hechizo de muerte casualmente contra el líder: game over"), acabé recurriendo al viejo truco de "anda y que le den, me voy a Youtube a ver el final". Por supuesto, podría haber dedicado una o dos semanas a cazar bichos y tesoro para llegar bien hinchado al malo, pero entonces me di cuenta de que no me estaba divirtiendo en absoluto y era hora de cambiar de juego.
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