El título responde a la pregunta "¿es esta una buena película?"
Desde el trailer ya se podía adivinar lo que nos iba a ofrecer esta película: un recital de humor casposo y facilón, lleno de tópios rancios y famosetes jugando a ser actores, más pendientes de pasarlo bien que de lograr un producto de una calidad que jamás pretendió tener.
Un truño anunciado, por supuesto, pero yo sabía dónde me metía, y no me voy a quejar, pues es lo que me apetecía, un guilty pleasure de manual, en el que se salva poco más allá de ver a humoristas (que algunos en su faceta de humoristas me gustan bastante) haciendo un rato el tonto. Evasión en estado puro, sí, aunque sin un ápice de nada cinematográficamente salvable.
Un resort turístico donde parejas con problemas van a hacer terapia (me recordaba un poco a "Todo incluido", de Favreau, Vaughn y cuadrilla, pero en cutre) es la excusa para esto, y el título hace referencia a las reacciones de los señoros parejiles cuando su pareja les propone acudir a dicho resort.
En su defensa diré que era lo que esperaba y lo que en ese momento me apetecía ver. No me juzguéis.
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