Raúl Arévalo en el cartel, ya me la han vendido.
Hay películas en las que el trailer te entra por los ojos, pero que luego las ves y no son para tanto, lo que lleva a un cierto sentimiento de decepción. Es el caso de El Lodo, que sin ser una mala película queda bastante lejos de lo que esperaba de ella e incluso su protagonista, Raúl Arévalo, quien generalmente acostumbra a hacer muy buenos trabajos, está algo más flojo.
Es la historia de un biólogo, especialista en regadíos, que tiene que solucionar los problemas derivados de la sequía en un parque natural que bien podría ser Doñana. Allí tiene que lidiar con la hostilidad y la resistencia al cambio de la gente del pueblo (de donde, por cierto, es originario, pero se marchó siendo muy niño) y a la vez con sus problemas familiares. Y, como suele pasar en estos casos, no tardará en aparecer un misterio, tiempo atrás enterrado, que será lo que mueva la trama.
La película tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Destaco entre lo primero cómo consigue adentrarnos en la atmósfera de Laguna Blanca, con el retrato costumbrista y las rencillas entre lugareños, donde he de destacar el dueto Joaquín Climent-Roberto Álamo, que me parecieron sin lugar a dudas lo mejor de la película.
En lo malo, pues que más allá de la atmósfera, la historia principal se queda un poco coja, y la trama familiar resulta a veces confusa y aparatosa, casi como si fuera de relleno, que a veces cuesta enterarse de lo que está pasando, todo ello con un ritmo que en ocasiones es demasiado lento y alguna escena llega incluso a hacerse tediosa.
No me ha parecido terrible, pero sí que me queda con la sensación de que la película se compone de escenas muy potentes, rodeadas de otras que no están a la altura, y que trata de subsistir sobre la sólida base, que es su ambientación, sin que lo consiga del todo.
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